domingo, 29 de mayo de 2011

El bendito tedio

Sin emoción y sin rivalidad el fútbol se convierte en un espectáculo insulso, aburrido e insoportable. Lo de hoy contra el Córdoba fue un trámite que había que pasar para cumplir con el calendario. De entrada, salimos con un equipo irreconocible que casi da la sorpresa con un par de ocasiones clarísimas. El Córdoba sí se jugaba media vida en este partido. Decir que se jugaba la vida entera sería exagerado porque ni los jugadores salieron con la tensión que se le presupone a un desesperado, ni el público abarrotó las gradas del estadio. Ganó quien tenía que ganar, el que más necesitaba los puntos. Pero qué quieren que les diga. Si el partido se convirtió en intrascendente fue por el magnífico final de temporada de los jugadores de la Unión Deportiva Las Palmas. Hace dos meses mirábamos el calendario y nos veíamos jugándonos la permanencia en Córdoba. Todos temíamos lo peor. Sin embargo, hemos llegado salvados, en gran parte gracias a las estrategias y a las acertadas decisiones de Juan Manuel Rodríguez. Por eso he titulado bendito tedio, porque hoy daba lo mismo lo que sucediera en el campo. Pasaron los noventa minutos, perdimos dos a cero y estamos a punto de concluir la temporada. La próxima semana tampoco nos jugamos nada en el último partido de Liga; pero ese encuentro cuenta con la rivalidad de la que hablaba al principio, y esa rivalidad volverá a engrandecer al fútbol y nos hará vivir el partido con la emoción que se precisa para disfrutar de este juego. Si se juega el sábado no podré estar en el estadio y muy probablemente tampoco lo pueda seguir por la televisión. Tenía un viaje de trabajo fijado hacía tiempo, pero así y todo logré garantizar la vuelta el domingo al mediodía pensando que el partido contra el Tenerife se jugaría ese día. El posible cambio también tiene mucho que ver con los objetivos cumplidos, en este caso por la Unión Deportiva. Lo del Tenerife no lo hubiera podido prever nadie a principios de temporada. No voy a valorar el ridículo del presidente tinerfeño cuando dijo que le haríamos el pasillo de honor a su equipo porque ya estaría ascendido a Primera División. Lo bueno del fútbol, como escribí hace unos días, es lo imprevisible de los destinos que aguardan a cualquier equipo. Todo es posible. Incluso lo que nos puede parecer más increíble. Toca disfrutar y seguir subiendo canteranos para la siguiente temporada. Para mí ha sido un honor (y escribo esto por si ésta es mi última crónica de la temporada) haber compartido con todos ustedes el acontecer de la Unión Deportiva. Creo que ha sido una temporada entretenida en la que nos hemos ilusionado con lo más grande y en la que también hemos estado a punto de encontrarnos con lo más temido. Al final nos quedamos en tierra de nadie, en ese espacio desde el que se puede empezar a retomar el camino de la gloria en cualquier momento. Creo que si se mantiene la base de la actual plantilla, ya con Juan Manuel Rodríguez confirmado, si se suben algunos de esos canteranos que espero que logren el ascenso a Segunda B, y si se ficha un par de jugadores con categoría contrastada, no tenemos por qué desechar ningún sueño de cara a la temporada que viene.

jueves, 26 de mayo de 2011

Lo imprevisible

Creo que el fútbol se sustenta en lo imprevisible y en lo azaroso. El Arucas de baloncesto podría jugar cien veces seguidas con Los Angeles Lakers y no ganar ni un partido. No sólo eso: es probable que en algunos de esos partidos a lo mejor no consigue meter ni una sola canasta. Por tanto ni usted ni yo pagaríamos un euro por ver un Arucas-Lakers, y si lo pagáramos sería para ver de cerca de Pau Gasol o a Kobe Bryant, o bien por decir que vimos un partido histórico, sobre todo si usted fuera de Arucas.

Pero si hablamos de fútbol y el partido lo jugara el Arucas contra el Real Madrid la cosa cambiaría. Estoy seguro, y creo que todos estaremos de acuerdo, que en cien partidos ganaría el Arucas por lo menos en uno de ellos. Por eso pagaríamos siempre por ese encuentro, porque el Alcorcón o el Arucas pueden eliminar al Real Madrid o al Barcelona en cualquier momento. A mí me gusta mucho el baloncesto, y he de decir que jugaba mejor tirando a canasta que intentando meter goles, pero creo que jamás podrá compararse un deporte con otro, por más que muchas veces hayan intentado que el baloncesto le ganara terreno al fútbol. Es casi imposible que cinco jugadores bajitos le ganen a cinco jugadores como Shaquille O´Neal. En cambio once desconocidos con fe en la victoria le pueden ganar en cualquier momento a once galácticos por muchos Casillas, Cristianos Ronaldos o Messis que les pongan delante.

sábado, 21 de mayo de 2011

Punto suspensivo

Lo peor del partido contra el Numancia ha sido la incertidumbre del resultado. Lo mejor, el empate a cero goles que nos salva matemáticamente y que nos mantiene un año más en la Liga Adelante. He utilizado el punto suspensivo en el título por todo lo que queda por escribir a partir del punto logrado esta noche en el Gran Canaria. Del partido se puede contar poco, y lo mejor es centrarnos en el logro de los jugadores y de Juan Manuel Rodríguez, un corolario que parecía casi imposible hace un par de meses. No vale aprovechar esta coyuntura para decir que se estaba seguro de la salvación y de las victorias que fueron consolidando esta pequeña gesta. Quien asegure eso miente bellacamente. Nos vimos al borde del abismo, como mismo nos creíamos a las puertas de Primera División en aquellos deslumbrantes encuentros protagonizados por Vitolo, Viera, David González y compañía. De este año me quedo con la cantera, con todos esos jugadores que ya están integrados en la Unión Deportiva y que nos darán muchas alegrías en el futuro. El equipo ha sabido ganarse nuevamente a una afición que por fin se reconoce en quienes visten la camiseta amarilla cada partido. Ahora nos queda disfrutar las dos próximas jornadas con la seguridad de que no corremos ningún peligro. La temporada ha sido larga y llena de altibajos, pero al final creo que estamos donde nos merecemos. Los que vivimos el devenir de la Unión Deportiva con una pasión que no entienden quienes no fueron niños en las gradas del Insular, nos sentimos un poco más felices esta noche. Hay tiempo para planificar y para seguir dando paso a esos canteranos que vienen pisando fuerte en las categorías inferiores. Para redondear la temporada, sólo falta que el filial amarillo regrese a Segunda B. Sería el escenario perfecto para continuar representando una obra que tiene toda la pinta de tener algún día el final que todos llevamos soñando hace años. De momento, disfrutemos de este entreacto de la historia de la Unión Deportiva que aún nos queda por seguir contando.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Primer minuto

Los partidos no empiezan cuando el árbitro da el pitido inicial. A veces llevan varios días o varias semanas celebrándose, y es seguro que el auténtico comienzo tiene lugar cuando uno llega el estadio y se deja llevar por el entorno de expectación que encuentra a su alrededor. Cuando íbamos al Insular, y casi siempre hablo del estadio de Ciudad Jardín porque allí vi el fútbol de niño, se vivían los calentamientos con la misma emoción que los partidos, sobre todo cuando venían los equipos grandes y te encontrabas a escasos de metros de donde estabas a todos los grandes jugadores del momento.

Pero ese comienzo del que hablo es metafórico y particular. El otro inicio, el que consta en acta, es el que ordena el árbitro, que en aquellos años vestía siempre de negro y utilizaba tarjetas blancas y rojas. De todos esos comienzos siempre recuerdo uno por la estética de la jugada. Saca de centro el Barcelona, recibe Cruyff, le hacen falta cuando va a controlar el balón justo en el círculo central. Coge el balón rápidamente con la mano, lo pone en el suelo y saca la falta golpeando con la precisión y la fuerza precisa para que la pelota quedara suspendida en el punto de penalti de la portería de la grada Naciente. En esa especie de conjura contra las leyes de la física aparece Neeskens tirándose en plancha y batiendo a Carnevalli. Tengo guardado en la memoria ese gol por la plasticidad del momento. Carnevalli se estira en un reflejo felino y Neeskens remata girando el cuello para enviar el balón a la misma escuadra. Se jugaba el primer minuto y entonces escuché a mi padre decir que aquello era un jarro de agua de fría. Yo estaba en esa edad en que lo preguntas todo, y con ese gol supe sobre la marcha lo que era un jarro de agua fría. Eso sí, la afición del Insular se puso en pie para aplaudir la belleza de un tanto que ha quedado para siempre en mi memoria, igual mucho más idealizado de la cuenta, pero les aseguro que aquél fue un momento sublime de gran belleza futbolística en donde también aprendí que al contrario hay que aplaudirle cuando se empeña en engrandecer el fútbol. Lo bueno de aquel encuentro es que al final la Unión Deportiva, que vivía entonces unos años gloriosos con los argentinos, terminó ganando dos a uno a aquel equipazo que comandaba Johan Cruyff y que terminó ganándonos la única final de Copa del Rey que hemos jugado hasta el momento.

domingo, 15 de mayo de 2011

Decisiones

Hace algunos años, un partido televisado de la Unión Deportiva Las Palmas era un acontecimiento. Había un solo canal, un solo partido a la semana, y la Segunda División era una especie de ente esotérico y sin imágenes en la que jugaban equipos que se llamaban Calvo Sotelo o Ensidesa. Entonces Las Palmas era un equipo de Primera, pero aun así la veíamos menos en la tele de lo que podemos ver hoy al Vecindario o al Universidad de Las Palmas. Hay más canales y más audiencia, pero al final el fútbol sigue siendo lo mismo, veintidós jugadores detrás de un balón tratando de lograr un sueño en nombre de todos nosotros. Nos hemos acostumbrado tanto a las retransmisiones televisivas que cuando no nos ponen el partido en directo parece como si volviéramos de inmediato al Paleolítico. Hoy no televisaban el partido de Las Palmas. Me fui a almorzar a Casa Brito, en Arucas, y llamé a Antonio Aguiar, el amigo y compañero bloguero, cuando el partido estaba todavía en la primera parte. Medio apesadumbrado, me dijo que nos acababan de marcar el tercer gol. Nos despedimos y puse algo de música camino de Agaete. Reconozco que daba el partido por perdido. Mucho más tarde, en la zona de la avenida de Los poetas, muy cerca de Las Salinas, un señor de unos setenta años iba con su transistor pegado a la oreja.
-Cómo va Las Palmas-le pregunté esperando lo inevitable.
-Vamos ganando tres a cinco y quedan cinco minutos- contestó con esa cara de satisfacción que se nos pone a los aficionados de Las Palmas cuando damos fe de noticias o de resultados como esos.
Compartí la alegría con aquel hombre con cara de haber vivido intensamente el domingo, y luego confirmé el resultado final en la edición digital de Canarias 7. No estamos salvados, pero los ocho puntos de ventaja de la zona de descenso a falta de tres jornadas nos dejan como si hubiéramos ganado la Liga de Campeones. Y es que cada uno se reconforta con sus pequeñas y necesarias victorias cotidianas, y ésta, qué duda cabe, nos alegra a todos el fin de semana y el fin de temporada. Para llegar aquí han hecho falta decisiones necesarias y comprometidas, la primera de ellas la apuesta por Juan Manuel Rodríguez. Yo creo que seríamos injustos si no valoráramos esas decisiones ahora que parece que el objetivo se ha conseguido. La cabeza fría y la determinación correcta de la directiva y de la comisión técnica han propiciado este salto dominguero de alegría. Sería injusto si no valorara ese camino acertado de quienes tienen que barajar las cartas de la Unión Deportiva. Ya luego son el destino y los jugadores los que la juegan. También la suerte. Hoy estamos todos muchos más contentos y relajados. Los horizontes se atisban más venturosos, y además sabemos que hay jugadores para encarar un futuro con otras miras más ambiciosas. El Barça B no es un equipo cualquiera. Hablamos de la antesala del mejor conjunto del mundo. Los nuestros, después de la gesta de esta tarde, están llamados a llevarnos a ese camino de la gloria que casi siempre, llegados a momentos como el de hoy, se tornaba gafado y perdido. Las matemáticas no nos garantizan la salvación, pero la próxima jornada contra el Numancia podríamos abrazar ese éxito que compensa la zozobra de una temporada ciclotímica en la que pudimos tocar el cielo o acabar en el más profundo de los infiernos. De momento nos mantenemos vivos, y eso, estando como está el fútbol y la Segunda División, es como para salir a la calle a cantar píopíos hasta quedarnos roncos de contento.

PD: Lo único que temo de esta victoria es que el Barça vaya definitivamente a por Jonathan Viera. No he visto el partido, pero es normal que con espacios y con un fútbol similar al de Primera marque tres goles. Es un jugador casi estratoférico, genial y sorprendente. A ver si tenemos suerte y lo vemos en Primera, pero vestido con la camiseta amarilla de la Unión Deportiva. Llegará todo lo lejos que se proponga.

sábado, 14 de mayo de 2011

David Silva

Hace veinte años un niño de rasgos achinados que no paraba de moverse regateaba desafiando a la marea en la playa de Patalavaca, en Arguineguín. Ese niño ya es campeón de la Eurocopa, campeón del Mundo y, desde hoy, campeón del título más antiguo y más señero del fútbol, la FA Cup, recién ganada en Wembley. Hoy hay calima y sigue el océano tratando de horadar la costa de Gran Canaria. Hay otros niños que continúan soñando títulos en la orilla. Silva comenzó la jugada del gol de Touré, una jugada que soñó hace muchos años, cuando el rugido del estadio se confundía con el rumor incesante de las olas moganeras de su infancia.

viernes, 13 de mayo de 2011

UFFF

Recuerdo que Chaplin, en Candilejas, decía que el tiempo es un gran autor que siempre da con el final perfecto. Hoy en el Gran Canaria ha dado con el final soñado por todos los seguidores de la Unión Deportiva Las Palmas. Después de creernos prácticamente salvados, nos encontrábamos de nuevo zozobrando y haciendo cábalas para no vernos en Segunda B, esa pesadilla que ya hemos vivido varias veces en los últimos años y que sabemos que descorazona y que aleja las ilusiones incluso de los aficionados más fieles y conspicuos. No estamos salvados. Después de la temporada que llevamos, con subidas y bajadas que nos han tenido todo el tiempo en vilo, ya uno no se atreve a afirmar absolutamente nada. Pero aun así título Ufff porque es lo primero que me vino a la cabeza cuando Adrián Pollo marcó el segundo gol, cuando Barbosa detuvo el penalti y cuando el árbitro pitó el final del partido. Ese Ufff creo que transmite la desazón y la angustia con la que hemos vivido este partido los amarillos.
No nos podemos quejar. Perdió el Nastic, empató el Salamanca en su casa y dejamos por debajo en la clasificación al Villarreal B y al Córdoba. El descenso está ya a cinco puntos (seis si contamos nuestro gol average particular con el Nastic) y eso, estando como estaban las cosas, es para ponernos a bailar La Rama donde quiera que estemos. Qué gran estratega es Juan Manuel Rodríguez y cómo sabe leer los partidos. Le debemos esta permanencia si finalmente la apuntalamos en las próximas jornadas. Y también nos la debemos todos los aficionados amarillos. A pesar de las pistas de atletismo, del antiestadio de fútbol y de ser partido entre semana congregamos a más de diez mil personas en el Gran Canaria. Pocos equipos lograrían algo parecido. Y además cada aficionado sabe que su papel y su aliento constante es vital para que el equipo no olvide el significado de la camiseta que representa, ni los sentimientos que congregan cada vez que ponen el balón en juego. Hoy nos acostamos todos un poco más contentos. Quedan cuatro partidos y seguimos asegurando nuestros encuentros de casa. Cualquiera de nosotros hubiera firmado este resultado y el de los equipos que vienen por detrás. Volvíamos a asomarnos al abismo. Y no es un tópico. Teníamos ese miedo a los campos desangelados y a los rellenos de los carruseles deportivos y de las páginas de los periódicos, a volver a estar en esas clasificaciones que sólo revisan los aficionados de los equipos implicados. Si todo va bien seguiremos en Segunda y contaremos con jugadores que este año han podido avanzar varios cursos de aprendizaje futbolístico. Hay mimbres para soñar en el futuro y para confiar en que Vitolo y compañía, y los otros Vitolos que están en el filial y en los juveniles, nos vuelvan a llevar allí donde debe jugar un equipo con una afición ante la que hay que quitarse el sombrero cada vez que se llega al Gran Canaria. Hoy, como cantaba Serrat, ha sido un gran día. Cuando pasen los años será uno de tantos, pero esta noche todos estamos mucho más contentos y confiamos un poco más en ese destino que esta vez sí se ha puesto de nuestra parte. Qué capacidad la de Juan Manuel para resucitar jugadores que ayuden a escribir los guiones de ese destino otras veces esquivo. Los dos pases de Quero anticiparon los goles: el primero con un remate impecable, de una belleza estética tremenda, de Quiroga, y el segundo queda como el gol de la voluntad, el tanto de alguien que ha seguido entrenando a pesar de los olvidos y de los ninguneos, el de un muchacho de Mogán que encuentra un balón en el área y lo mete en la portería contraria, alguien que estaba llamado a compensar todo el sacrificio protagonizando uno de los grandes momentos de gloria de esta temporada. Y lo de Barbosa en el penalti es para pararlo mañana en la calle y hacerle reverencias. Ganó un equipo y una afición que merece quedarse un año más en la antesala de la Primera División. Aún estamos en el camino, pero el paso de esta noche nos deja casi a las puertas de una meta que nos parecía imposible de conseguir hace un par de meses. Disfrutemos de este cruce de esperanzas en el que nos encontramos.

(Este comentario sale con un día de retraso por la imposibilidad de publicar en blogger durante muchas horas)