sábado, 17 de septiembre de 2011

Mareas

Cuando subí al estadio de Gran Canaria la marea en Arinaga estaba llena. Al regresar la he encontrado vacía y con todas las rocas al aire. Cuando subí al estadio también iba cargado de ilusiones, pensando que si ganábamos esta tarde nos podíamos colocar líderes de la clasificación. Al bajar hacia el Sur solo conservo el amargo sabor de la derrota y esa extraña sensación que se te queda cuando pierdes un partido incomprensiblemente, con numerosas ocasiones claras a favor y contra un equipo que no era nada del otro jueves. ¿Qué pasó entonces? ¿Cuál fue la causa de esta inesperada decepción sabatina? Podríamos referirnos a muchas circunstancias, pero yo prefiero agarrarme a los ciclos de las mareas que suben y bajan de forma inevitable una y otra vez, aunque a veces nos parezca mentira la caída o la subida inesperada.
En líneas generales, no me gustó ni el partido ni el equipo. Las Palmas jugó a rachas, sin que su juego brujuleara en el centro del campo, y en algunos tramos del partido, sobre todo en los últimos veinte minutos, renunció directamente al centro del campo, con Barbosa sacando una y otra vez en largo para ver si Quiroga pescaba algún balón y entre rebote y rebote generábamos peligro. Así fue, entre rebote y rebote, y entre arreón y arreón, generamos ocasiones clarísimas y, en algunos casos, incomprensiblemente falladas. Quizá la marea compensó el exceso de suerte contra el Alcoyano hace dos semanas. Entonces sacamos petróleo de una jugada de Jonathan Viera-cuánto se le echa de menos para romper los ritmos de un partido y para dar con el remate certero que se cuele entre los tres palos- y nos llevamos tres puntos en las postrimerías del encuentro. La Liga marca esa regularidad, y un día te da, otro te quita y otro, como hoy, te deja con cara de tonto mirando al marcador. Hubo detalles muy buenos. Destaco dos: me gustó mucho Portillo el tiempo que estuvo en el campo-le vi suelto, jugando con mucho sentido e inteligencia- y me encantó el desparpajo, la decisión y la habilidad de Artiles –dará mucho que hablar: hay veces en que solo viendo correr a un jugador ya sabes qué te vas a encontrar cuando el balón pase por sus pies. José Artiles es de los que convierten en magia todo lo intentan, un jugador diferente, especial, un lujo más que sumar a la vanguardia amarilla-. Por lo demás, busquemos las razones de hoy en ese flujo natural de las mareas que comentaba al principio. La suerte, como la mar, también se muestra a veces traicionera y esquiva, pero otros días nos regala momentos prodigiosos. Confiemos en que en Girona nos aguarden olas un poco más ventajosas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Imprudentes y felices

La prudencia no deja que la felicidad asome la cabeza cuando le toca. Ya nos ha tocado ser prudentes muchas veces y, por tanto, no me importa ilusionarme de nuevo como si fuera la primera vez, o como me ilusioné con los primeros partidos de la pasada temporada. Hoy toca ser felices, no prudentes. Y toca ser felices porque presentimos muchas alegrías futuras, porque hemos ganado tres a uno en campo contrario y porque Las Palmas está donde está con un equipo que se nutre de canteranos talentosos. Ya sé que esto está empezando, pero si empezando bien no está uno contento ya me dirán cuándo tendría que estarlo. Queda mucha Liga, vale; los rivales no han sido de campanillas, vale también; pero ya sabemos que en Segunda sumar siete puntos en tres partidos no es moco de pavo, y eso es lo que ha logrado la Unión Deportiva. Me parece lógico que el entrenador, los directivos y los propios jugadores estén todo el rato con el guineo de la prudencia, los cincuenta puntos y la salvación; pero nosotros somos aficionados y, como tales, nos corresponde la euforia o la decepción, y ya sabemos que a veces el equipo camina hacia un lado o hacia otro dependiendo de nuestros estados de ánimo y de la ilusión que podamos contagiar desde las gradas. Toca alegrarnos y soñar. Dejemos para otros la mesura. A nosotros nos corresponde el lleno a reventar del Gran Canaria y los riquirracas que lleven al equipo en volandas. Cada partido tiene que presagiar una fiesta. Ya luego los jugadores serán los encargados de poner la música y el espectáculo. Y no sé ustedes, pero yo creo que tenemos un conjunto de artistas virgueros que están llamados a improvisar sobre el césped todos los sueños que les vayamos pidiendo.

sábado, 3 de septiembre de 2011

La moral de la épica

El teatro de los sueños no está en Manchester. Donde quiera que haya un campo de césped, unos focos y la emoción de un partido más o menos crucial, el tiempo y la lógica dan paso a la épica y a una epopeya semanal que es más grandiosa cuanto más cercana. Jugar contra el Alcoyano no es lo mismo que hacerlo contra el Real Madrid o el Barcelona, pero cuando el balón rueda sobre la cancha les aseguro que la diferencia es mínima, sobre todo cuando te enfrentas con un rival al que se le presupone la moral y cuando vuelves a quedarte con diez jugadores antes de la media hora. Costó ganar esta tarde en el Gran Canaria, ese estadio que sin pistas de atletismo se acercaría aún más a ese teatro del que hablábamos al principio. No hay mucho que contar del partido. Si acaso tendríamos que destacar la entrega de los jugadores y la fidelidad de una afición que no escatima aplausos ni apoyos. Ya son dos encuentros remando contra corriente cuando aún estamos en los albores de la temporada. Y en ambos partidos se ha puntuado y se ha buscado la victoria a pesar de la adversidad. Espero que no suframos el mismo acoso arbitral de los primeros choques de la pasada temporada, pero no se entiende esa predisposición a mostrar tarjeta roja a las primeras de cambio. De nuevo hay que hablar del equipo y de las estrategias del entrenador. Creo que Juan Manuel Rodríguez, con tantos cambios en la alineación, lo que quiere es que todos los jugadores se sientan protagonistas: un día David González y otro Vicente Gómez (hoy en el banquillo), otro día Quiroga y al siguiente Javi Guerrero, y siempre, siempre Barbosa con sus intervenciones prodigiosas. También habría que hablar del importante papel que está jugando Corrales, del magnífico partido de un Juanpe que crece cada día más, de la versatilidad y el trabajo de Javi Castellano o del gol de Jonathan Viera. Todo el equipo se unió para que no se notara la ausencia del argentino Herner. Creo que Las Palmas mereció este triunfo que nos coloca en la parte alta de la clasificación. Me quedo tranquilo viendo que el equipo está cada día más trabajado y que el entrenador sigue apostando por el talento de Vitolo y de Viera. Da lo mismo que hoy no se encontraran como en otros partidos. Quizá a Vitolo se lo notó muy ansioso tras tantos meses de ausencia en el Gran Canaria. Uno tenía la impresión de que quería hacer cuatro o cinco jugadas al mismo tiempo cada vez que recibía el balón. Hoy no le salieron cosas, pero confío a carta cabal en la genialidad que atesora y estoy seguro de que cuando pasen un par de partidos nos pondrá a todos en pie como el pasado año. No hay mucho más que contar de este encuentro. Nos quedamos con la alegría de la victoria y con los cuatro puntos que ya suma la Unión Deportiva Las Palmas en dos partidos. Los sueños continúan totalmente intactos.