domingo, 16 de diciembre de 2012

Pasos en el camino

Hay empates que si sumaran tres puntos parecerían victorias. La suerte no siempre premia a quien hace más méritos, pero quien hace más méritos, en este caso la Unión Deportiva luchando medio partido con un hombre menos por expulsión de Murillo, queda más satisfecho con el empate, aun cuando en el último minuto Vitolo tuvo un mano a mano con el portero contrario que casi roza la épica de una victoria. Seguimos invictos, en este caso empatando a cero fuera de casa ante el Recreativo de Huelva. Pudo haber ganado cualquiera de los dos equipos, y hay que reconocer que si no hubiera sido por Barbosa y por los postes ahora mismo estaríamos escribiendo la crónica de una derrota. Pero ya hemos dicho muchas veces que en el fútbol, como en la vida, también juegan el azar y esos inesperados milagros que desmontan todas las lógicas. Lo que sí se mantiene es la solvencia y la credibilidad de un conjunto que sigue teniendo a tiro de piedra el ascenso. Si vamos ganando en casa y empatando fuera nos iremos encaramando poco a poco al sueño que todos ansiamos. Y no hay que olvidar que el conjunto amarillo acumulaba el esfuerzo del partido contra el Betis el pasado jueves. La suerte casi siempre es de quien se la trabaja pacientemente sin pretender adelantar los pasos que precisan todos los logros que valen la pena. La Unión Deportiva Las Palmas ha dado hoy otro de esos pasos. Queda mucho camino por delante, pero quien anda seguro de sí mismo acaba llegando a alguna parte.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Cuando el fútbol se convierte en una fiesta

No vivimos tiempos felices. Por eso, cuando un balón logra que esbocemos una sonrisa de satisfacción, agradecemos todavía más la existencia del fútbol y de todo lo que puede dar de sí cuando coinciden la victoria y el buen juego. Yo creo que desde hoy (contundente triunfo por cuatro a cero ante el Huesca) nadie duda que lo de la Unión Deportiva va en serio. Se sabía que se iba a ganar antes de haber ganado, y además que esa victoria sería por varios goles. Son sensaciones, energías, presentimientos, lo podemos llamar de mil maneras, pero en el estadio se respiraba esa euforia desde que vimos los dos o tres primeros pases del equipo amarillo. Y quiero insistir en la palabra equipo y en la palabra entrenador. Lobera ha logrado armar un conjunto que a medida que pasan las jornadas se muestra más ambicioso, más seguro de sí mismo y más comprometido con su afición y con su sistema de juego. No le veo más limite que las próximas victorias. Hay mucho talento buscando lo mismo, y quien busca, teniendo además todo lo necesario para que esa búsqueda sea perfecta, habitualmente encuentra. Creo que fue en la primera entrada del blog en esta temporada cuando hablé de la intención. Somos lo que nos proponemos. Y este equipo se ha propuesto ganar y ascender de categoría. Queda mucha temporada por delante, pero ahora mismo cualquiera de nosotros avalaría esos propósitos. Hoy el fútbol volvió a ser una fiesta. De eso se trata, de soñar y de divertirnos. Y de seguir jugando a ser felices.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Vitolo

Le estábamos esperando. Víctor Machín se ha creído hoy a Vitolo. Si se lo sigue creyendo no habrá quien pare a la Unión Deportiva. Y en esa creencia del genio que es tiene mucho que ver un entrenador que, como buen conocedor del fútbol de alta escuela, no le ha retirado la confianza ni un solo día. Porque Lobera sabe que en la vida, y no digamos en este deporte tan cambiante, es esa confianza la que mueve montañas y termina marcando los goles y las diferencias. Pero la mejor noticia del día no es el tres a cero ni que esos tantos tengan la firma del canterano. Lo mejor es el equipo, el conjunto, el empaque que está demostrando la Unión Deportiva sobre el césped. Cada día refrendo un poco más mi optimismo. El trabajo de Lobera, y la personalidad de quienes decidieron ratificarlo cuando no acompañaban los resultados, se ve premiada con una escalada clasificatoria que nos deja a las puertas de la promoción. Y además venimos de abajo, de donde se aprende de errores si uno tiene la humildad de recomponer lo que no está saliendo bien. No tenemos que volvernos locos, pero este equipo huele a Primera. Y Vitolo, si sigue creyéndose Vitolo, llegará donde le dé la gana. Es un jugadorazo. Si se lo cree sus sueños no tendrán límite alguno.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Intensidad

Si te acostumbras a ganar siempre te olvidas de que cuando lo haces otros están perdiendo. También corres el riesgo de no valorar la suerte y el mérito de esas victorias. Hoy nos hemos dado cuenta de lo difícil que es ganar en Segunda División. Casi todos los partidos son una moneda al aire. Puedes perder, ganar o empatar con cualquiera, y a poco que te falle la concentración te ocurre lo que le pasó a Las Palmas hoy con el gol del empate del Xérez. Al margen de ese error, el resultado de hoy en el Gran Canaria es un salómico guarismo de lo que vimos en el terreno de juego. No hay mucho que contar de este encuentro. Dos buenos equipos frente a frente y un conjunto amarillo que echará de menos a David González. No había frescura ni imaginación en el centro del campo. No sé qué sucede con Tyrone o si se piensa fichar a alguien para suplir al fantasista amarillo que no podrá jugar hasta el mes de abril, pero si no lo hacemos creo que tendremos que cambiar cuanto antes el estilismo por el mono de trabajo. No le podemos pedir a Nauzet que juegue como si fuera Xavi Hernández. Lo podrá hacer puntualmente, pero su posición está en la banda, en esos extremos del terreno en donde siempre ha sabido moverse magistralmente tirando de recortes eléctricos y de un toque de balón que le permite poner el esférico donde le venga en gana. No sucede nada por este empate. Claro que nos hubiera gustado ganar; también al otro equipo. Ahora viene el Córdoba la semana que viene. Y eso es lo bueno que tiene el fútbol, la meta inmediata que permite dejar atrás los pequeños sueños que se quiebran de vez cuando en noventa minutos.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Confianza

La confianza abre puertas, rehace sueños y logra imposibles. En el fútbol también otorga triunfos. La Unión Deportiva Las Palmas es ahora mismo un equipo con confianza, y parece que no, pero esa confianza atrae incluso a la suerte, o mejor aún, ahuyenta los malos farios y las desgracias. Vale que hay que entrenar toda la semana, que hay que plantear los partidos y que hay que meter los goles; pero sin esa confianza todo acaba resultando baldío. Un entrenador, en este caso Sergio Lobera, ha de ser el encargado de que toda la plantilla crea en lo que está haciendo y, sobre todo, de que no se venga abajo cuando la suerte, esa veleidosa sensación que va y viene cambiando los estados de ánimo, no nos sea propicia. Ahora mismo Las Palmas es un equipo con confianza y al mismo tiempo con un plantel de jugadores de gran calidad. Esa combinación nos va a dar muchas satisfacciones en los próximos meses. Disculpen mi tendencia al optimismo, pero solo viendo cómo ha ido cambiando el fútbol en las botas de Nauzet Alemán uno tiene todo el derecho del mundo a esperar lo que llevamos años ansiando los aficionados amarillos. Hay equipo, entrenador, afición, confianza y suerte. Todo lo demás es sueño. Y los sueños, a veces, aparecen donde menos los espera uno, o cuando ya parecía que no podían cumplirse como los habíamos imaginado. El triunfo de hoy ante el Hércules confirma lo que ya veíamos venir desde hacía varias semanas. La vida, como el fútbol, nos es más que un carrusel de sorpresas, un guión que se reescribe cada vez que alguien termina creyendo en lo que hace.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Guerrero

Quien ha estado alguna vez delante de un portero sabe lo pequeña que se vuelve siempre la portería en el momento crucial del remate. La figura del arquero se va acrecentando a medida que el atacante trata de buscar en unas milésimas de segundo el espacio por el que meter el balón entre los tres palos. Casi siempre lo que vislumbra en su mente se acaba pareciendo poco a lo que hace, o no golpea correctamente, o le sale el disparo desviado, o el portero se convierte en un gran pulpo que no deja pasar ni una corriente de aire hacia su portería. Otras veces aparece un defensa y le roba la pelota, o los nervios le juegan una mala pasada y es capaz de disparar al aire o de mandar el esférico al banderín de córner. Parece fácil marcar los goles cuando vemos el partido desde la tribuna, pero hay que estar en el césped, en ese momento en el que solo unos pocos elegidos tienen la capacidad de decidir y de cambiar el rumbo de los encuentros y el ánimo de los aficionados. Uno de esos rematadores decisivos es Javi Guerrero, y el gol que le marcó hoy a la Ponferradina define lo que es un delantero centro, un rematador, un killer, un matador o como quieran llamar a esa especie cada día más en extinción que te hace subir al séptimo cielo encontrando ese hueco que los demás ni siquiera atisban en la portería contraria. Hay delanteros que viven rachas, y otros que están con el santo de cara un par de jornadas; pero con el tiempo no hay rematador que no quede en evidencia si no ha nacido para esa suerte tan despiadada con quien no la domina. Han sido muchos los partidos que ha ganado Las Palmas gracias a ese instinto goleador y a la responsabilidad profesional añadida de un jugador que debería ser llevado a todos los equipos de la cantera como ejemplo de lo que tiene ser un buen futbolista. La Segunda es una categoría en la que en cualquier momento caes al entresuelo y en donde nadie te regala absolutamente nada. Ahora contamos con la suerte que nos faltó en los primeros partidos, pero esa suerte también tiene mucho de Guerrero: control en el área con dos toques entre un mar de piernas, y luego la búsqueda del hueco para colar el balón por la mismísima escuadra, justo por ese lugar en el que los goles parecen todavía más importantes y más grandiosos de lo que realmente son.

lunes, 22 de octubre de 2012

Paso a paso

Hay momentos en la vida en que necesitamos la satisfacción de alguna victoria para volver a remontar el vuelo. En el fútbol esa necesidad se vuelve aún más perentoria. Por eso el triunfo de ayer contra el Sabadell es tan importante para la Unión Deportiva Las Palmas. Y además tiene más trascendencia por cómo se consiguió, con un jugador menos el último tramo del partido, con una dura prórroga tres días antes y manteniendo el espíritu competitivo y solidario hasta el último minuto. También jugó la afición, que supo alentar cuando vio que todo se podía venir abajo. Esta vez no nos traicionó la suerte. Como en casi todos los partidos nos falló la puntería (en este caso por el acierto y las grandes paradas del portero visitante, el grancanario Nauzet Pérez) y no concretamos varias ocasiones clarísimas; pero al contrario que en otros partidos no recibimos ningún gol en contra. Esa es una gran noticia. Y también lo es el compromiso que transmite la plantilla hacia su entrenador y hacia los colores que representa. Seguimos en puestos de descenso, pero, si todo discurre como ayer, en un par de partidos estaremos remontando puestos en la clasificación. Creo que lo mejor no es plantear sueños sino ir poco a poco tratando de sumar puntos y de jugar cada vez mejor. Todo lo demás irá llegando.

jueves, 18 de octubre de 2012

¡Lobera, Lobera!

La afición es sabia y soberana. No se le engaña, o por lo menos no se le engaña todo el tiempo. Tras la victoria copera de esta noche sobre el Racing de Santander ha manifestado con quién está (y de paso con quién no quiere estar). A mí también me gustaría defender a Lobera. Lo he venido haciendo en las entradas de este año porque me parece un profesional que sabe mucho de fútbol, por su compostura en los momentos más delicados y porque se le ve trabajador, responsable y comprometido con la Unión Deportiva. Claro que ha cometido errores, pero creo que ha sido la mala suerte, sobre todo en las primeras partes en casa, la que ha impedido que no hayamos sumado un par de victorias más. No es normal que una afición respalde a un entrenador que tiene a su equipo en puestos de descenso. Por eso emociona el grito unánime de la grada esta noche. También nos puso la piel de gallina el abrazo de Murillo cuando marcó el gol que rompía el empate que nos había llevado a la prórroga. Lo que espero es que esta victoria se vea refrendada el próximo domingo contra el Sabadell; pero después de lo de esta noche no creo que a la directiva se le ocurra cesar al técnico maño en caso de derrota. Hay un proyecto que nos ilusiona y que a lo mejor requiere un poco de tiempo para que se consolide. No me apetece estar el resto de la temporada encerrado atrás o ganando uno a cero en la única jugada de ataque del partido. No sé hasta qué punto tiene razón la afición cuando sí pide la dimisión de Juanito -quien siembra vientos suele acabar recogiendo tempestades-. De momento a quien ha bendecido esa misma afición para que se quede es a Sergio Lobera. Espero que ahora la suerte también esté de su lado y que lo tengamos muchos años en el banquillo amarillo. Me gusta su propuesta futbolística y su caballerosidad. También la resistencia que ha demostrado para no entrar en ese juego malévolo que proponen los que solo están interesados en destruir. Los equipos de fútbol se construyen. Cuando en su entorno no está todo el mundo por esa labor casi siempre se acaba fracasando. Espero que a partir de hoy todos remen hacia el mismo lado. La afición, por lo menos, lo tiene muy claro. Y lo ha gritado como pocas veces se ha escuchado gritar el nombre de un entrenador en el estadio de Gran Canaria.

sábado, 6 de octubre de 2012

Las palabras y los hechos

La directiva, los aficionados o el entrenador proponen y luego el azar, las decisiones incorrectas o los jugadores disponen. Todos propusimos un año para soñar con regresar a Primera División y ahora mismo tenemos el susto en el cuerpo al ver que el equipo no ha sumado más que dos puntos de los últimos dieciocho que estaban en juego. La verdad es que asustan las cifras y asusta todavía más la actitud de los jugadores y la falta de cerebro que tiene ahora mismo la Unión Deportiva Las Palmas. No estaba David González, y ahí se acabó todo. No se elaboraron jugadas, el balón se rifaba en casi todos los ataques y se buscaba la directa cuando se nos había vendido todo lo contrario. El Almería no tuvo más que esperar su momento y luego su otro momento -en el fútbol está casi todo inventado- para llevarse los tres puntos del Gran Canaria. Lo que no entiendo es por qué no se apostó antes por Tyrone. Todos veíamos que no había centro del campo y, hasta que se demuestre otra cosa, el fútbol se crea en esa parcela y luego se concreta en el área contraria: casi siempre lo que parece una aparición fulgurante de un lateral, de un extremo o de un media punta no es más que un proceso cerebral previo de quienes llevan la manija de los equipos. En Las Palmas ese timón no lo lleva nadie, y claro, cuando sucede eso, no hay barco que no zozobre y que no acabe dando infinitas vueltas sobre sí mismo sin llegar a ningún puerto. Acabo de escribir la palabra lateral, y en mala hora. Yo no sé qué maldición habrá caído sobre el equipo amarillo para que llevemos tantos años sin nadie que juegue medianamente bien por las bandas. Lo de hoy de Corrales –y sigo sin poder admitir los silbidos de los aficionados contra un jugador de su propio equipo- no ha sido más que otra suma que añadir a los despropósitos que llevamos sufriendo los aficionados en esa banda izquierda desde que comenzó la temporada. Me niego a creer que en toda Canarias no haya un lateral izquierdo con mejores prestaciones que las que está aportando ahora mismo Corrales. Y digo esto sin desprestigiar la calidad del jugador (ahí está su trayectoria, y aún recuerdo sus primeros buenos partidos de amarillo; pero su juego actual y sus despistes creo que le hacen merecedor de un descanso inmediato en el banquillo). Poco más se puede escribir del partido de esta tarde. Lo mejor es que nos repongamos cuanto antes y que ganemos el próximo encuentro para desterrar fantasmas del pasado. El temor que todos tenemos es que la actual plantilla amarilla no está capacitada para moverse en la parte baja de la clasificación. Psicológicamente, esta plantilla iba lanzada al ascenso. Y por calidad nadie lo dudaba; pero jugadores como Momo, Nauzet o Vitolo no están ofreciendo ni una mínima parte del fútbol que todos sabemos que atesoran. ¿Lobera? Me sigue pareciendo creíble a pesar de las derrotas; pero creo que los jugadores le están ayudando muy poco dentro del campo. Le deseo toda la suerte del mundo porque su suerte será nuestra suerte. No queremos escuchar a los jugadores diciendo que están comprometidos con el entrenador. Lo que necesitamos es que demuestren ese compromiso cuando saltan al campo. No nos importaría perder si viéramos intensidad y espíritu competitivo, pero al primer revés la mitad de los jugadores se esconden o se pierden en guerras personales que desesperan a los aficionados. La Liga está empezando, pero urge despertar cuanto antes si no queremos vernos al borde del abismo a las primeras de cambio.

domingo, 23 de septiembre de 2012

David González

A los que dudaban del talento y de la calidad de la Unión Deportiva les invito a recordar el partido contra el Villarreal. Es cierto que en defensa seguimos endebles e inseguros, pero de medio campo hacia delante contamos con jugadores que podrían mantenernos perfectamente en Primera División. Sin embargo ayer, no sé si porque estaba sentado más cerca del césped, me fascinó especialmente cada movimiento, cada regate y cada pase de David González. Yo iría donde quiera que jugara Las Palmas solo por ver al diez amarillo. Creo que esa fue la gran diferencia con respecto a otros partidos. David González convierte el fútbol en esa obra maestra que todos buscamos cuando vemos cientos de partidos insulsos. Su genialidad y su desparpajo, cuando tiene su día, es comparable a la de cualquier gran jugador actual. Muchos dicen que es una pena que no llegara más lejos, pero creo que cada cual llega dónde quiere o cómo quiere, y sobre todo los genios, que eligen mejor que nadie los lugares donde se sienten cómodos y donde quieren seguir mostrando su talento. Y si no ahí está Mágico González y sus maravillas gaditanas tan grandiosas como las que pudo crear el mismísimo Maradona. David González es ese diez que todos soñamos de niño, el jugador que crea de la nada, que improvisa belleza en medio de un mar de piernas y que dibuja escorzos casi imposibles cuando regatea o amaga en una décima de segundo. Vale la pena seguir un partido pendiente de todos sus movimientos. No es Gatusso ni le podemos pedir que corra como Gilberto II o como Félix Marrero. Juega como juega, y hay que contar con los días en los que no le sale casi nada de lo que intenta. No siempre que Beethoven se sentaba a componer le salía la Novena Sinfonía; tampoco a Van Gogh le aparecían las mismas flores amarillas todas las mañanas. Ir al fútbol y saber que existe alguien como David González en el campo tranquiliza y justifica el desplazamiento y la ilusión que ponemos en cada partido. Cuando tiene su día nosotros también tocamos el séptimo cielo. Cualquiera de sus controles o de sus regates casi imposibles te reconcilia sobre la marcha con el sentido de un deporte que, gracias a esas genialidades inesperadas, siempre estará muy por encima de la mercadotecnia o de los muchos intereses chusqueros y vergonzantes que lo están matando.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Una afición contra natura

Por una vez no quise escribir desde la inmediatez. No ejerzo aquí de periodista, y por tanto me he podido permitir esta licencia de escribir después de que el partido de ayer haya pasado por unas horas de sueño y sin que me ciegue la pasión del momento. Ni todo es tan dramático como nos parecía ni tan idílico como soñábamos. Esto es fútbol, y ya sé que caigo en el tópico, pero los que llevamos viendo partidos muchos años sabemos cómo fluctúan los ánimos, las derrotas y las victorias. Ayer tuvimos un mal día desde el primer minuto del encuentro; pero no por ello creo que el equipo mereciera una pitada furibunda de su propia afición en el minuto 30 de la primera parte del segundo partido en casa. Eso nunca sucedería en un estadio inglés. Si coincidimos, como escribió Valdano, en que el fútbol es un estado de ánimo, lo que nunca debería hacer un aficionado es sembrar de energías negativas el espacio en el que juega su equipo. Los jugadores se sienten arropados cuando escuchan aplausos y ánimos aun en los peores momentos. Nadie juega mal porque quiere, pero imagínese usted en su trabajo, cuando cometa un fallo, recibiendo gritos, abucheos y desprecios. Se hundiría todavía más y ya no daría pie con bola. Creo que la apuesta de la directiva de la Unión Deportiva iba encaminada a ilusionarnos y a darnos espectáculo. No siempre salen las cosas como uno quiere. Ayer se equivocó Lobera en su planteamiento, sobre todo en la línea defensiva, y nos sigue faltando un centrocampista creador que mueva al equipo. Todo se andará. Ayer no pasó nada, y seguro que de esa derrota saldremos reforzados. Un mal día lo tiene cualquiera de nosotros. Y eso fue lo que pasó: todo lo que podía salir mal, terminó saliendo aún peor de lo que podíamos imaginar. Es una cuestión de rachas, aunque ya los ánimos sí son cosa nuestra. Deberíamos dormir un poco antes de ponernos a silbar a nuestros propios jugadores desde que fallan dos pases. Nunca vi a mi abuelo hacer eso con ningún jugador de nuestro propio equipo. Les recuerdo lo que hicieron los irlandeses cuando ya estaban eliminados de la Eurocopa. El fútbol es una fiesta. Si lo confundimos con un espacio de desahogo emocional no habrá quien disfrute de su esencia azarosa y sorprendente.

sábado, 25 de agosto de 2012

A medias

A veces el fútbol no es más que una repetición de partidos prácticamente iguales. Da lo mismo que varíen los equipajes o las temporadas. Hoy, por ejemplo, vimos el mismo encuentro de la Unión Deportiva que llevamos viendo desde hace cinco años: intensidad y brillantez inicial, ocasiones clarísimas falladas, adelanto en el marcador y luego apatía, impotencia, pases previsibles y arreón final buscando con un par de balonazos el milagro del gol de última hora. El empate a uno de esta tarde creo que es un justo resultado. Me ha sorprendido gratamente la propuesta futbolística del Lugo, un equipo bien colocado que no renunciaba a la posesión de la pelota ni a la búsqueda de la portería contraria. De alguna forma, el conjunto blanquirrojo llevaba la vitola de su entrenador, Quique Setién. Pero no vale venirse abajo por un empate en casa en la segunda jornada y en el mes de agosto. Sigo creyendo que hay equipo y que contamos con una defensa equilibrada y con buenos mimbres ofensivos. La Segunda División te examina casi sin avisar cada fin de semana. Se necesita mucho oficio y mucha suerte para encadenar un par de victorias seguidas. La verdad es que se parece un poco a la realidad que vivimos ahora mismo, en donde nunca sabes si vamos para arriba o para abajo. La suerte de Las Palmas es la afición que le respalda y que creó un ambientazo en agosto con el que no cuentan la mitad de los equipos de Primera. Sí me preocupa el bajón físico y anímico de la segunda parte, aunque confío en Lobera y sé que habrá sacado buenas conclusiones de estos partidos casi de pretemporada. Esto no ha hecho más que empezar. Ni éramos tan buenos, ni estamos tan mal como en algunos tramos de la segunda mitad. Todo sigue su curso. Lo que espero es que no nos repitan muchas más veces ese guión que ya estamos cansados de contemplar en el estadio de Gran Canaria. De momento seguimos quedándonos a medias.

domingo, 19 de agosto de 2012

La intención

Este verano me enseñaron que en la vida todo es intención. Si uno desea ser feliz casi siempre lo consigue, y si, por el contrario, se empeña en ser un sufridor no hará más que atraer todas las desgracias. En el fútbol creo que sucede algo parecido. La Unión Deportiva de Sergio Lobera tiene intención de jugar bien al fútbol y de ganar,y hoy, aun con un poco de apuros al final, ha ganado y, durante la primera parte, ha jugado un fútbol prodigioso como el que disfrutamos en el comienzo liguero de Paco Jémez hace un par de años. No creo que, como entonces, esto sea flor de un día; entre otras cosas porque el equipo cuenta con jugadores de mucha experiencia y porque, además, hay un compromiso defensivo muy en la línea Can Barça, con sacrificio y presión en todo el campo de todos los jugadores. Los pragmáticos dirán que estamos empezando y que tenemos que poner los pies en el suelo; pero los soñadores, que somos más dadivosos con nuestras alegrías, ya estamos atisbando grandes tardes de gloria futbolera. Hay mimbres, ganas y estrategias como para que ese sueño no quede en un espejismo. Me quito el sombrero ante los responsables del fichaje de Lobera y de la confección de la plantilla. No voy a destacar a ningún jugador porque creo que todos han jugado, cada cual en su papel, un partidazo. De entrada, nos han dado una alegría en unos tiempos en los que escasean las buenas noticias y las buenas sensaciones. Ya todos estamos deseando volver a ver el siguiente partido para confirmar que lo que hemos visto hoy no fue una fugaz iluminación. De momento agradecemos la alegría futbolera que evita esa sensación de tristeza que siempre dejan los domingos por la tarde, incluso los domingos veraniegos de agosto. Hay intención de hacernos felices. No saben lo que agradecemos esas ganas y ese desparpajo quienes llevamos años soñando con volver a disfrutar del juego amarillo. A ver si agradecemos ese empeño acudiendo el próximo fin de semana al estadio de Gran Canaria. No todas las temporadas comienzan con un principio tan prometedor. Confiemos en que el argumento no decaiga.

sábado, 28 de abril de 2012

Tocando fondo

No vale la pena gastar palabras para contar lo que está haciendo la Unión Deportiva Las Palmas en los últimos partidos. Un amigo me comentó que estábamos haciendo el ridículo, y le escuché a un aficionado que la historia del equipo no merecía un maltrato tan vergonzante. Los dos tenían razón. Se puede perder, pero hay muchas maneras de hacerlo. Lo del partido de hoy antes el Huesca es un desprecio a los miles de aficionados que, al margen de las matemáticas, sienten algo por los colores amarillos. No hay justificación para tanto pasotismo y tanta falta de respeto al escudo que luce en las camisetas. Lo dije hace unas semanas: con esos miedos y esas actitudes nos hemos convertido en una especie de Eibar de Segunda División. Los que vieron el partido de hoy saben de lo que hablo. A los que tuvieron la suerte de perdérselo prefiero no contarles los detalles de la derrota. Creo que hemos tocado fondo. Ya sé que no hemos descendido. Y qué. De qué vale eso. Hoy solo fueron siete mil personas al Gran Canaria, pero en los próximos partidos no irán ni los parientes de los jugadores. La Unión Deportiva, teniendo mimbres para dar espectáculo y salir a jugar al fútbol, es un equipo ramplón que espanta a los televidentes y a los aficionados más conspicuos. O cambiamos o nos acabaremos confundiendo con la niebla de la mediocridad y el conformismo. Somos un equipo sin alma, sombras que se arrastran por el verde sin más ambición que cobrar a fin de mes.

sábado, 14 de abril de 2012

La mediocridad

Nos lo creímos todos, pero no se lo creyó el equipo, y si el equipo no se lo cree da lo mismo que animemos o que le recemos a la Virgen del Pino. Carecemos de ambición y de confianza. Y si encima nos faltan Vitolo, Viera y Javi Guerrero carecemos también de talento. Hace tiempo que teníamos que haber confiado en nosotros mismos sin ambages ni medias tintas, pero regalamos partidos y salimos atemorizados a campos en los que teníamos que haber ido a por la victoria. Sigo pensando que tenemos equipo para aspirar a lo que queramos. Y cuando veo a los rivales más creo que en las posibilidades de la Unión Deportiva. Sin embargo, a esos rivales les basta con meterse atrás para maniatarnos. Cuando jugamos lo hacemos a rachas, y cuando no jugamos lo mejor es que miremos para otro lado. Hoy no jugamos. Y ya sé que fallamos un penalti y varias ocasiones, pero se presentía que era casi imposible que ganáramos. Y esa sensación que teníamos en la grada la tendrían también los jugadores en el campo. Son muchos partidos desconfiando de sí mismos, y eso se paga cuando se pretenden cambiar las tornas: los jugadores llevan en el subconsciente la marca del canguelo y del meterse atrás, o de que lo más importante es la salvación. No, un equipo con la historia y la afición de Las Palmas no puede aspirar solo a la permanencia. Sin darnos cuenta nos estamos convirtiendo en un club de Segunda. No logramos estar arriba hace varias temporadas, y al final, si nos descuidamos, nos habremos convertido en una especie de Eibar vestido de amarillo. Hay que reconducir esa situación cuanto antes. Necesitamos ambición: quizá habría que acercar a los jugadores de vez en cuando al museo del club para que sepan qué colores visten y lo que supone llevar la camiseta que llevan. Nunca podremos aceptar como triunfo la permanencia en Segunda División. Es mejor callar y asumir con naturalidad ese logro, pero no pregonarlo ni ponerse medallas. Parafraseando el adagio, prefiero descender jugando al fútbol que mantenerme metido atrás y renunciando al ataque. O se vive de pie o se camina arrodillado toda la vida. Nos estamos jugando nuestra propia historia. Por cierto, hoy empatamos a cero en casa. Teníamos dos finales que nos hubieran colocado a las puertas de la promoción y las hemos desperdiciado. Les recuerdo los rivales: Numancia y Recreativo de Huelva. Si no somos capaces de salir a ganar por cuatro a cero a esos dos equipos no merecemos estar en ninguna terna que conduzca a la gloria.

sábado, 17 de marzo de 2012

Mirando a Primera

La afición se lo está empezando a creer, y los jugadores, y la directiva, y los periodistas, y hasta se lo está creyendo el entrenador. Hay optimismo y se confía en la calidad de los jugadores que tiene la Unión Deportiva Las Palmas. Igual es un poco tarde, pero aún estamos a tiempo. Quedan doce partidos y llevamos tres victorias seguidas, y además el próximo encuentro lo jugamos en casa. Miramos a Primera División después de mucho tiempo; y esa es, sin duda, la mejor noticia. Necesitamos ilusiones y motivos para estar un poco más contentos, y tal como están las cosas el fútbol es una de las pocas agarraderas que nos quedan para poder vivir una hora y media de felicidad. Hemos rehabilitado a Momo. Tras marcar el segundo gol se transformó en el gran jugador que es, pero sobre todo, y eso es lo que me infunde más confianza de cara a este final de temporada, ha renacido Vitolo. Fue el gran jugador de aquel fulgurante arranque de Paco Jémez, tan grande que tras su lesión el equipo fue languideciendo poco a poco hasta dejar de reconocerse. El gol que ha marcado hoy el canterano demuestra que vuelve con toda la fuerza, el empuje y la calidad que poseía, y que a todo ello se une el crecimiento mental tras una lesión y una inactividad que ha dejado a otros muchos en el camino. Sigue Viera, por supuesto, pero llega Vitolo, y eso son palabras mayores. Al mismo tiempo mantenemos la solidez defensiva, la seguridad de un portero que podría estar en cualquier equipo de Champions, y un banquillo de lujo que nos ofrece muchas alternativas. Lo tenemos todo para ir, paso a paso, acercándonos a los puestos de promoción. Está a tiro de piedra. Solo hay que mantener la misma actitud y contar con un poco de suerte en los momentos clave. Podemos estar viviendo otro momento histórico de la Unión Deportiva. Y hablo de historia porque de nuevo estamos siendo competitivos con una plantilla mayoritariamente canterana. La victoria de hoy ante el Celta debe servir para perder los pocos complejos que pudieran quedarnos. Le podemos ganar a cualquiera si salimos a por el partido. Ahí está la clave. La próxima semana creo que se puede rozar el lleno en el Gran Canaria. Prepárense para vivir intensas emociones. Hacía años que no llegábamos a la primavera con estas sensaciones tan optimistas. El fútbol, digan lo que digan, sigue siendo uno de los mejores y más efectivos euforizantes que conozco.

jueves, 15 de marzo de 2012

Estévez


Estévez era un jugador que salía en las estampas y que jugaba en el Insular al lado de Germán, de Tonono o de Brindisi. Por tanto forma parte de la mitología más venerada de mi infancia. Nosotros solo soñábamos con ser como ellos. Pero al mismo tiempo era un mito más cercano que el resto porque tenía familia en Guía y porque uno de sus primos era nuestro entrenador de alevines en el equipo guiense. Este entrenador, que se llamaba José Luis y que forma parte de la historia futbolística del norte de Gran Canaria, nos prometía a principios de temporada que, si aprobábamos en el colegio y si entrenábamos con responsabilidad, conseguiría que Estévez viniera a hacernos una visita. Y vino, y a nosotros nos parecía mentira tener delante a un jugador que salía en las estampas y en los periódicos. Por eso siempre seguí la evolución de Estévez dentro del campo de una forma especial, y cada fallo y cada acierto los veía casi como míos. Su padre también coincidía con nosotros en los alrededores del Insular porque era amigo de mi padre y, sobre todo, tío de Suárez -hermano de José Luis-, otro seguidor incondicional de los que nunca se perdían un partido de la Unión Deportiva. Ayer, al enterarme de su muerte, me vino sobre la marcha el bullicio del Insular, el olor a puro, la trompeta de Fernando el Bandera, los anuncios de la megafonía, el marcador de la grada Sur y todas aquellas sensaciones que nos terminaron uniendo para siempre al equipo amarillo. El mejor homenaje que le podemos hacer a Estévez es, además de dedicarle un merecido minuto de silencio el próximo sábado, intentar que el estadio de Gran Canaria recupere parte de aquel ambiente y aquel encanto del Insular de los años setenta. No es fácil, pero entre los consejos que recuerdo que nos transmitió Estévez cuando nos visitó en la caseta del equipo alevín del Guía estaba el de que jamás se puede renunciar a ningún objetivo que uno se marque en la vida. Con esa mentalidad, la Unión Deportiva logró mantenerse durante dicienueve años seguidos en Primera División – de hecho Estévez creo que solo jugó en Primera con el equipo amarillo-. Y con esa misma convicción en la victoria debemos seguir encarando los partidos que nos quedan por jugar a partir de este momento. Se lo debemos a quienes nos hicieron grandes, a aquellos jugadores que lograron que el fútbol se terminara convirtiendo en algo más que un juego.

Esta fotografía se la he cogido prestada a Manolo Borrego en Tinta Amarilla. Estévez es el cuarto de la fila superior empezando por la izquierda.

sábado, 10 de marzo de 2012

La magua

Los sueños que no se salen a buscar nunca se cumplen. Si cuando saltas al campo solo estás pendiente de que no te marquen un gol pueden pasar dos cosas: que pierdas o que empates a cero. A veces también ganas de chiripa en el último minuto, pero lo lógico es que pierdas como ha venido perdiendo la Unión Deportiva fuera de casa durante casi toda una vuelta de calendario. Por el contrario, si sales a ganar es muy probable que ganes, que generes muchas oportunidades de gol y que logres que el rival se meta en su campo y te respete. Ya, ya sé que dirán que hay que asumir esos riesgos cuando queda lejos el descenso, pero eso sería como empezar a vivir solo cuando nos aseguren que no la vamos a palmar en el próximo minuto. Hoy ganamos porque salimos con un planteamiento ofensivo y porque desplegamos sobre el terreno de juego todo nuestro talento. No hay más lecturas. La suerte pudo habernos sido esquiva porque fallamos muchas ocasiones clarísimas, pero esa insistencia en la victoria nos coloca con tres nuevos puntos en la clasificación. Queda mucha Liga, pero es una pena que se haya renunciado a querer ganar durante tanto tiempo y tantos partidos como visitante. Era una cuestión de actitud y de confianza que estuvo a punto de venirse abajo tras el empate del Murcia. Esa inseguridad que todavía tienen nuestros jugadores en sus posibilidades nos convierte en un equipo con una cierta debilidad mental cuando vienen mal dadas. Este tipo de partidos sirve justamente para ganar esa confianza necesaria en el fútbol y en cualquier empresa de la vida. No importa que te expulsen a un jugador o que falles de forma reiterada muchas ocasiones. Tampoco que el árbitro vaya en tu contra o que juegues como local o como visitante. Si crees en tus posibilidades y si tu entrenador te demuestra esa creencia siendo osado y saliendo a ganar te puedes marcar todos los retos que desees. Ahí está el ejemplo de Bielsa en el Athletic de Bilbao y su exhibición del pasado jueves en Old Tratford. Todo sueño requiere unos riesgos y unas intenciones. Si la Unión Deportiva quisiera, podría estar en lo más alto de la tabla clasificatoria. Hay talento y cantera como para aspirar a los más bellos sueños. Sería una pena vivir siempre maguados por culpa de los miedos, de los complejos y de las inseguridades.

domingo, 26 de febrero de 2012

Un equipo del montón

Hay partidos que se pueden resumir en pocas palabras. No siempre genera el fútbol mucha literatura. La derrota de esta noche ante el Córdoba se produjo tras una especie de suicidio colectivo, un suicidio extraño en el que sabías que hiciera lo que hiciera Las Palmas no iba a meter el balón en la portería contraria. No me digan por qué, pero esas cosas se notan desde que ves a los jugadores en el calentamiento. Al Córdoba no es que lo viera como un equipo ambicioso y con vitola de ganador, pero uno intuía que más tarde o más temprano marcaría un gol y el partido terminaría uno a cero por esa ineficacia amarilla que se vislumbraba desde que conocimos la alineación. Fallamos un penalti que nos podía haber puesto por delante cuando quedaban solo veinte minutos, expulsaron a Jonathan Viera - y eso supone que nos quedaremos sin chispa y sin talento uno o varios partidos- y volvimos a regalar los primeros minutos del encuentro. Pero ya digo que fue un partido en el que no se pueden buscar culpables. Venían mal dadas y todo parecía orquestado para que nos hiciéramos el harakiri a las primeras de cambio. Seguimos en tierra de nadie en la clasificación, en el juego del equipo y en las ilusiones que despierta la Unión Deportiva entre sus aficionados. Yo creo que nos salvaremos sin problemas, pero si no vamos a ganar los partidos aprovechando el talento ofensivo que poseemos llegará un momento en que no vayan al estadio de Gran Canaria ni los aficionados más conspicuos y fieles de la parroquia amarilla. Ni fu ni fa. Nos parecemos al gallego del cuento que no sabes si quiere ir para arriba o para abajo. De vez en cuando aparece Viera y nos da una victoria en nuestro estadio. Fuera de casa parece que nos importan poco los puntos que se juegan. Nos movemos en la zona media, con el peligro que ese conformismo conlleva: casi sin que nos demos cuenta podemos convertirnos en un equipo mediocre, del montón.

sábado, 4 de febrero de 2012

Lo gris y lo épico

Mucho frío, poco fútbol y una victoria épica. Qué queda de todo eso: tres puntos y los saltos de alegría de algo más de nueve mil aficionados amarillos a los que habría que hacerles un homenaje por su lealtad y su presencia hoy en el Estadio de Gran Canaria. Siempre será gélido y distante ese jodido estadio que solo pudo ser concebido en la mente de un enemigo del fútbol, pero en tardes como la de hoy me gustaría sentar en las gradas a todos los que tuvieron algo que ver con su construcción. Las Palmas no jugó ni bien ni mal. Tampoco el Guadalajara. Sabíamos que era fútbol porque había un balón sobre el césped y veintidós jugadores que corrían de un lado para otro como persiguiendo a sus respectivas sombras. Nosotros mirábamos, silbábamos, aplaudíamos o tuiteábamos el partido. Marcó Las Palmas, luego empató el Guadalajara y más tarde se adelantó el equipo alcarreño. Llegamos así al último minuto del partido. A partir de ahí se sucedieron esas circunstancias que seguirán haciendo grande al fútbol. Empatamos de penalti y luego, en apenas cinco minutos, tuvimos más oportunidades que en todo el partido. Fuimos fallando ocasiones hasta que nos vimos con una falta a favor al borde del área. Apareció Viera –menos mal que estaba Viera y que no lo vimos vestido de rojiblanco este fin de semana-,miró al horizonte, cogió carrerilla y logró el tanto de la victoria después de que el balón chocara en el poste y en la espalda del portero. Fue uno de esos goles que casi entran más por el empuje de la grada que por la propia potencia del disparo. El final fue, salvando las distancias, como aquel partido entre el Bayern y el Manchester United de la Liga de Campeones jugado en el Nou Camp. Nos olvidaremos de la desidia, de los fallos en los pases y de la falta de ambición amarilla. Lo que quedará de este encuentro será el estruendo y el salto de casi diez mil espectadores celebrando el gol de la victoria. A veces el fútbol no es más que un minuto de gloria, un grito que espanta todas las tensiones de la semana, un gol que cuando resuena se confunde con todos los grandes goles que nos han levantado alguna vez de nuestros asientos. Tocaba ganar para alejarnos de los puestos de descenso. Ahora nos movemos en una bendita tierra de nadie desde la que podemos volver a mirar hacia arriba. Ni somos tan buenos como hace un par de meses, ni tan malos como la pasada semana en Alcorcón. Lo importante es siempre ser y seguir estando. Y si tenemos a Jonathan Viera la conjugación de ambos verbos se vuelve más relajada y victoriosa. Hacía frío y todo era gris, tanto el juego como el cielo; pero bastaron unos minutos alejados de las tácticas y las lógicas para que volviéramos a seguir creyendo en el fútbol y en la épica que lo engrandece y lo mantiene a salvo de las especulaciones y de los representantes.

sábado, 28 de enero de 2012

Tu equipo es un paquete

A mi sobrino de cuatro años alguien le ha dicho en el colegio que mi equipo es un paquete. Cuando yo tenía su edad mi equipo se codeaba con los grandes, lo entrenaba Sinibaldi y le ganaba al Torino o al Slovan de Bratislava, que entonces eran en Europa lo que hoy pueden ser el Manchester United o el Fútbol Club Barcelona. En aquellos años supongo que el Alcorcón estaría en Regionales y que el Granada solo soñaba con poder estar alguna vez en Primera División. Vale, del pasado no se vive, pero hay días en que el presente se convierte en un insulto para ese pasado que honraron nuestros mayores. Hoy es uno de esos días. Jugamos contra el Alcorcón (¿jugamos contra el Alcorcón?) y nuestro mejor jugador, el más desequilibrante, el que ya veíamos de amarillo cuando llegáramos a Primera División, es vendido al Granada por tres millones de euros. Vaya por delante que entiendo las razones de los dirigentes amarillos -de haber habido veinte mil socios, Viera nunca habría salido de Las Palmas, y hay que recordar la situación ruinosa, al borde de la desaparición, en la que estaba nuestro equipo hace solo un par de temporadas-, pero a uno se le cae el alma a los pies cuando tiene que admitir derrotas. Viera en el Granada, qué triste, no lo veo, la verdad, dando un paso adelante. El fútbol del sustituto de Fabri, Abel Resino, por lo menos por lo que demostró en el Atlético de Madrid o en el Levante, es defensivo y poco amigo de esa poesía que tiene Jonathan Viera en sus botas. Hoy es un día de luto en la historia amarilla, una mañana como aquella en la que descubrimos quiénes eran los reyes magos. Se va Viera, nos quedamos sin poesía y sin improvisación en la Unión Deportiva. Es increíble que una de las diez grandes capitales del país no cuente con empresarios que puedan evitar este fracaso de la economía y de las evidencias. Nos visitan millones de turistas cada año y se entiende que generamos dinerales, pero tenemos un treinta por ciento de parados en Canarias y Granada nos birla la joya de la corona futbolera. Algo no funciona. Esto del fútbol se ha convertido en un burdo negocio. Viera era una de las pocas razones que nos hacía olvidar las pistas de atletismo y la frialdad de un estadio que parece construido solo para espantarnos. Me dolerá no encontrarlo en el campo, nos quedaremos huérfanos cuando no hallemos quién pueda acabar con el tedio; pero le deseo toda la suerte del mundo en su nueva aventura. Duele no volver a verle de amarillo, como dolía no ver a Juan Carlos Valerón o como fastidia no ver a David Silva. Lo que espero es que el dinero de su traspaso sirva para potenciar una cantera que no tenga que irse dentro unos años. También espero que podamos contar cuanto antes con un estadio que se ajuste a la necesidad de nuestros sueños. No me gustaría estar en el pellejo de los mandatarios amarillos. Ellos seguro que son los primeros que habrán lamentado este traspaso, pero vivimos tiempos de derrotas inevitables. A ver qué tal nos va sin Viera en la segunda vuelta. Es un grande. Ha sido un grande. Le deseo toda la suerte del mundo. Nos ha hecho muy felices. Al Granada le ha tocado la lotería. Se llevan a un fenómeno. A ver cómo le puedo explicar ahora a mi sobrino que mi equipo no es un paquete.

PD(lunes 30 de enero de 2012): Acabo de leer en los periódicos que Viera se quedará hasta el próximo 30 de junio en la Unión Deportiva. Una buena noticia que, sin embargo, nos lleva a entender cada día menos los entresijos del fútbol que acontecen fuera del terreno de juego.

viernes, 27 de enero de 2012

Sinibaldi

Sinibaldi es un sonido de mi infancia. Nos llamaba la atención ese eufónico nombre extranjero que repetían todos los mayores con veneración. Mis primeros recuerdos de la Unión Deportiva están asociados a los jugadores que él colocaba en el campo y a su forma de entender el fútbol. Yo en aquella época no entendía de tácticas ni de sistemas; pero supongo que si me gusta tanto el fútbol debe ser porque disfruté mucho viendo al equipo amarillo que entrenaba Pierre Sinibaldi. Fue, además, el entrenador que hizo de puente entre Molowny y Miguel Muñoz, entre el equipo subcampeón de Liga y el que quedó subcampeón de Copa, uno derrotado por el Real Madrid de los yeyés y el otro por el del Barça que comandaban Cruyff y Rexachs.
Me imagino que su estancia en Las Palmas ayudó a que aquella irrupción de finales de los sesenta no quedara en un sueño y a que la Unión Deportiva se mantuviera en Primera División hasta mediados de los años ochenta. Hoy he leído en los periódicos los merecidos reportajes dedicados a su paso por Gran Canaria tras haberse conocido su fallecimiento. En Canarias 7 aparecía una fotografía de su último partido como entrenador, cuando nos jugábamos el descenso frente al Celta del portero Fenoy. Detrás de Sinibaldi aparecen muchos de los que se sentaban junto a mí en el Insular. Me busqué en la foto porque recuerdo perfectamente ese partido. No me encontré, pero me ha bastado con ver las caras de todos los de entonces para reafirmarme en mi afición a un equipo que, estando en la categoría que esté, siempre marcará buena parte de mi estado de ánimo. Qué recuerdos en una sola fotografía. Me llegaba hasta el cercano olor del césped. Para que luego digan que el fútbol no es pasión y no es memoria. Cuando me pregunten que por qué me gusta el fútbol también repetiré siempre el nombre de Sinibaldi.

sábado, 21 de enero de 2012

Despistes y recuerdos

Hoy querría haber escrito sobre el partido entre la Unión Deportiva y el Sabadell. Programé el día pensando que lo televisaban, y casi podría decir que vi el encuentro un par de minutos. Me quedé dormido tras el almuerzo y me desperté a las cinco y diez. Como tenía muy claro que lo televisaban en la tele autonómica canaria, encendí la tele y la dejé sin volumen unos minutos. Jugaba un equipo de rojo y pensé que la Unión Deportiva volvía a vestir el equipaje del Arenas C.F. Seguí un par de jugadas hasta que me di cuenta de que el otro equipo tenía la franja verde del Elche. Mi gozo en un pozo. Inmediatamente me puse a escuchar el encuentro por la radio, pasando como siempre de una a otra cadena para contar con todos los puntos de vista, antes de terminar con esa media satisfacción que dejan los empates. Me alegré por el gol de Juanpe porque creo que es un jugador que aún tiene mucho que decir y al que espero ver de titular indiscutible en el equipo amarillo dentro de poco. Por tanto, del partido de hoy no puedo escribir nada, pero sí lo haré del recuerdo de muchas noches en el Insular.

Les cuento: Radio Nacional de España ha creado una especie de baúl de recuerdos sonoros en el que distintos personajes van contando los momentos que han marcado su vida. El otro día escuché a Juan Luis Cano, uno de los integrantes de Gomaespuma, contar que su momento inolvidable lo asociaba a la infancia, concretamente a cuando iba con su padre bajando la pradera de San Isidro para ir al estadio del Manzanares a ver jugar al Atlético de Madrid. Seguro que Juan Luis Cano vio en su infancia a muchos de los más grandes jugadores amarillos; pero no era de eso lo que yo quería escribir. Cuando lo escuché, yo también recordé sobre la marcha la calle Mas de Gaminde atestada de gente camino del Insular y el runrún futbolero que salía de los bares, la foto de la selección alemana y de la UD subcampeona de Liga en el Don Balón, la melena blanca de Atilio Ley y las caras de todos aquellos aficionados que más que al fútbol parecían que iban a asistir al mejor momento de sus vidas. Recordé a mi padre con cuarenta años menos y a mi abuelo subiendo o bajando las escaleras que comunicaban la Grada Curva con la de Preferencia, me llegó el olor de las jareas y de las arañas, los acordes de la trompeta de Fernando el Bandera y toda aquella luminosidad del cercano césped que todavía me sigue poniendo los pelos de punta cuando se posa en cualquier fotograma de la memoria. Quiero escribir a vuelapluma esos recuerdos para que no se me pierdan y para compartirlos con los miles de aficionados que tuvieron la suerte de vivir aquellos mismos prolegómenos. Fuimos inmensamente felices todos aquellos sábados a las ocho y media de la noche. Seguro que muchos de ustedes también son capaces de revivir aquella ruta sabatina que desembocaba en el escenario más cercano a los sueños que conocíamos entonces. Cualquier noche de sábado se convertía en un acontecimiento inolvidable.

sábado, 14 de enero de 2012

Todo lo demás es tedio

No siempre gana el mejor ni el que más lo merece, pero si no traicionas la esencia del juego, que no es más que un divertimento, y si te aplicas con disciplina dejando total libertad al talento, las probabilidades de ganar aumentan en la misma proporción que el goce del público.
Hoy en el Gran Canaria había dos equipos que querían jugar al fútbol, divertirse, buscar la portería contraria y tratar de agradar a quienes les estuvieran viendo. Y además había talento de sobra en los dos conjuntos. Se juntaba la poética que siempre moverá al jugador canario con la estética que tan bien ha sabido transmitir Guardiola al juego del Barça. Pasaron noventa minutos sin que miráramos el reloj. No apareció el aburrimiento, ni tampoco se dejaron ver los patadones o las incongruencias tácticas. Se salió a ganar y a jugar bien, y se ganó. Se crearon numerosas ocasiones de gol y se dejó claro lo que muchos venimos defendiendo contra los pesimistas que no valoran lo que tenemos: contamos con jugadores talentosos que, si se lo creyeran y mantuvieran una buena racha de resultados, irían lanzados a Primera División. Esa es la categoría natural de la mayoría de ellos, desde Barbosa a Jonathan Viera, desde David García a Vitolo, desde Laguardia a David González. No siempre tendremos enfrente a un equipo que venga a jugar y a dejar que el otro también lo haga. El fútbol, si quiere salvarse de la modorra y la decepción de los aficionados, debería sacar cuanto antes una regla que penara lo destructivo y lo antiestético y que, por el contrario, recompensara planteamientos ofensivos como el que plasmaron hoy sobre el terreno de juego la Unión Deportiva y el Barça B. Ganó el equipo amarillo por tres a uno, pero nos da lo mismo el resultado. Yo me quedo con esta sensación de plenitud futbolera que aún no había vivido en toda la temporada. Que no nos digan mañana que los que defendemos esta manera de jugar al fútbol somos unos ilusos. La defenderé mientras viva. Y si me la niegan apagaré la tele o no acudiré al estadio. Así de sencillo. El fútbol no es tan complicado como algunos quieren hacernos creer para justificar su incapacidad lúdica, festiva y estética. La vida suele ser gris lejos del césped. Si mantenemos la mirada en la hierba es justamente porque aún esperamos encontrar algún bello fogonazo de genialidad que se grabe en nuestra memoria más épica y futbolera. Todo lo demás es tedio.

sábado, 7 de enero de 2012

La rigurosidad arbitral y el triunfo de la racanería

He sido crítico con algunos de los planteamientos de Juan Manuel Rodríguez esta temporada. No me gustaba su especulación, su juego defensivo, ni tampoco la renuncia al ataque en muchos partidos que tenía que haber salido a ganar desde el primer minuto. Pero hoy quiero romper una lanza a su favor. No es que saliéramos como el Barça de Guardiola, pero ya la alineación era una declaración de intenciones ofensiva que no mereció la derrota en Alicante. Ya sucedió lo mismo con el Depor. Entonces escribí que pudimos ganar, perder o empatar; pero un penalti inexistente determinó el partido y acabamos perdiendo. Hoy merecimos ganar. Durante la segunda parte el equipo buscó la portería contraria y mereció marcar un par de goles. Nos adelantamos en el marcador, pero una cantada inexplicable de Barbosa (luego la compensó, como siempre, con un par de paradones soberbios) y sobre todo un penalti muy riguroso (un salto con el codo por delante que como mucho, si el árbitro vio acción punible, se pudo quedar en libre indirecto dentro del área) nos manda para casa con una nueva derrota.
No es momento de buscar culpables ni de perder los nervios. El partido demostró, por ejemplo, que David González o Vitolo empiezan a recuperar su mejor nivel, o que con David García la saga amarilla gana una confianza tremenda. Nos ganó inmerecidamente un equipo con un juego rácano nada acorde a su potencial, y lo hizo porque quien está para impartir justicia se ha vuelto a equivocar en perjuicio del equipo que hoy vestía de rojo como homenaje al Arenas. Poco más se puede contar de este partido.
Ahora viene el Barça B. No es el mejor rival para salir de una crisis, pero por lo menos dejará jugar al fútbol, y eso ya es una buena noticia en la aburrida y tediosa Segunda División. Yo creo que es una categoría que solo siguen los aficionados de cada equipo (y aguantando únicamente la penitencia de su propio partido). Cualquiera que encendiera la tele o acudiera a uno de esos estadios desangelados, saldría corriendo de inmediato. No se juega al fútbol: se especula durante noventa minutos a ver quién recibe el favor arbitral o marca en algún rebote aislado. Hoy Las Palmas quiso jugar a otra cosa, pero ganó el que salió a jugar como dicen que hay que hacerlo en Segunda División. Así es normal que no vaya nadie a los estadios o que no aparezca la publicidad por ninguna parte. Y para colmo la Segunda cuenta con árbitros que hace años hubieran hecho el ridículo en Preferente o Primera Regional. No sé dónde quiere ir a parar la Liga Profesional con estos mimbres, pero están matando al fútbol cada fin de semana. Así y todo, aplaudo la actitud de la Unión Deportiva en partidos como el de hoy. Confío en que el destino nos devuelva poco a poco lo que nos ha ido robando. Precisamos de ilusión cuanto antes. Sigo sosteniendo que contamos con talento y con jugadores que pueden hacer grandes cosas en un futuro inmediato. Pero ahora nos toca lidiar con el presente. Mantengamos la cabeza fría y pensemos que la Liga es muy larga y que nos queda toda la segunda vuelta por delante. Me pueden llamar iluso, pero sigo manteniendo que quien sale a ganar y a tratar de jugar bien al fútbol acaba premiado por el destino más tarde o más temprano.