sábado, 17 de marzo de 2012

Mirando a Primera

La afición se lo está empezando a creer, y los jugadores, y la directiva, y los periodistas, y hasta se lo está creyendo el entrenador. Hay optimismo y se confía en la calidad de los jugadores que tiene la Unión Deportiva Las Palmas. Igual es un poco tarde, pero aún estamos a tiempo. Quedan doce partidos y llevamos tres victorias seguidas, y además el próximo encuentro lo jugamos en casa. Miramos a Primera División después de mucho tiempo; y esa es, sin duda, la mejor noticia. Necesitamos ilusiones y motivos para estar un poco más contentos, y tal como están las cosas el fútbol es una de las pocas agarraderas que nos quedan para poder vivir una hora y media de felicidad. Hemos rehabilitado a Momo. Tras marcar el segundo gol se transformó en el gran jugador que es, pero sobre todo, y eso es lo que me infunde más confianza de cara a este final de temporada, ha renacido Vitolo. Fue el gran jugador de aquel fulgurante arranque de Paco Jémez, tan grande que tras su lesión el equipo fue languideciendo poco a poco hasta dejar de reconocerse. El gol que ha marcado hoy el canterano demuestra que vuelve con toda la fuerza, el empuje y la calidad que poseía, y que a todo ello se une el crecimiento mental tras una lesión y una inactividad que ha dejado a otros muchos en el camino. Sigue Viera, por supuesto, pero llega Vitolo, y eso son palabras mayores. Al mismo tiempo mantenemos la solidez defensiva, la seguridad de un portero que podría estar en cualquier equipo de Champions, y un banquillo de lujo que nos ofrece muchas alternativas. Lo tenemos todo para ir, paso a paso, acercándonos a los puestos de promoción. Está a tiro de piedra. Solo hay que mantener la misma actitud y contar con un poco de suerte en los momentos clave. Podemos estar viviendo otro momento histórico de la Unión Deportiva. Y hablo de historia porque de nuevo estamos siendo competitivos con una plantilla mayoritariamente canterana. La victoria de hoy ante el Celta debe servir para perder los pocos complejos que pudieran quedarnos. Le podemos ganar a cualquiera si salimos a por el partido. Ahí está la clave. La próxima semana creo que se puede rozar el lleno en el Gran Canaria. Prepárense para vivir intensas emociones. Hacía años que no llegábamos a la primavera con estas sensaciones tan optimistas. El fútbol, digan lo que digan, sigue siendo uno de los mejores y más efectivos euforizantes que conozco.

jueves, 15 de marzo de 2012

Estévez


Estévez era un jugador que salía en las estampas y que jugaba en el Insular al lado de Germán, de Tonono o de Brindisi. Por tanto forma parte de la mitología más venerada de mi infancia. Nosotros solo soñábamos con ser como ellos. Pero al mismo tiempo era un mito más cercano que el resto porque tenía familia en Guía y porque uno de sus primos era nuestro entrenador de alevines en el equipo guiense. Este entrenador, que se llamaba José Luis y que forma parte de la historia futbolística del norte de Gran Canaria, nos prometía a principios de temporada que, si aprobábamos en el colegio y si entrenábamos con responsabilidad, conseguiría que Estévez viniera a hacernos una visita. Y vino, y a nosotros nos parecía mentira tener delante a un jugador que salía en las estampas y en los periódicos. Por eso siempre seguí la evolución de Estévez dentro del campo de una forma especial, y cada fallo y cada acierto los veía casi como míos. Su padre también coincidía con nosotros en los alrededores del Insular porque era amigo de mi padre y, sobre todo, tío de Suárez -hermano de José Luis-, otro seguidor incondicional de los que nunca se perdían un partido de la Unión Deportiva. Ayer, al enterarme de su muerte, me vino sobre la marcha el bullicio del Insular, el olor a puro, la trompeta de Fernando el Bandera, los anuncios de la megafonía, el marcador de la grada Sur y todas aquellas sensaciones que nos terminaron uniendo para siempre al equipo amarillo. El mejor homenaje que le podemos hacer a Estévez es, además de dedicarle un merecido minuto de silencio el próximo sábado, intentar que el estadio de Gran Canaria recupere parte de aquel ambiente y aquel encanto del Insular de los años setenta. No es fácil, pero entre los consejos que recuerdo que nos transmitió Estévez cuando nos visitó en la caseta del equipo alevín del Guía estaba el de que jamás se puede renunciar a ningún objetivo que uno se marque en la vida. Con esa mentalidad, la Unión Deportiva logró mantenerse durante dicienueve años seguidos en Primera División – de hecho Estévez creo que solo jugó en Primera con el equipo amarillo-. Y con esa misma convicción en la victoria debemos seguir encarando los partidos que nos quedan por jugar a partir de este momento. Se lo debemos a quienes nos hicieron grandes, a aquellos jugadores que lograron que el fútbol se terminara convirtiendo en algo más que un juego.

Esta fotografía se la he cogido prestada a Manolo Borrego en Tinta Amarilla. Estévez es el cuarto de la fila superior empezando por la izquierda.

sábado, 10 de marzo de 2012

La magua

Los sueños que no se salen a buscar nunca se cumplen. Si cuando saltas al campo solo estás pendiente de que no te marquen un gol pueden pasar dos cosas: que pierdas o que empates a cero. A veces también ganas de chiripa en el último minuto, pero lo lógico es que pierdas como ha venido perdiendo la Unión Deportiva fuera de casa durante casi toda una vuelta de calendario. Por el contrario, si sales a ganar es muy probable que ganes, que generes muchas oportunidades de gol y que logres que el rival se meta en su campo y te respete. Ya, ya sé que dirán que hay que asumir esos riesgos cuando queda lejos el descenso, pero eso sería como empezar a vivir solo cuando nos aseguren que no la vamos a palmar en el próximo minuto. Hoy ganamos porque salimos con un planteamiento ofensivo y porque desplegamos sobre el terreno de juego todo nuestro talento. No hay más lecturas. La suerte pudo habernos sido esquiva porque fallamos muchas ocasiones clarísimas, pero esa insistencia en la victoria nos coloca con tres nuevos puntos en la clasificación. Queda mucha Liga, pero es una pena que se haya renunciado a querer ganar durante tanto tiempo y tantos partidos como visitante. Era una cuestión de actitud y de confianza que estuvo a punto de venirse abajo tras el empate del Murcia. Esa inseguridad que todavía tienen nuestros jugadores en sus posibilidades nos convierte en un equipo con una cierta debilidad mental cuando vienen mal dadas. Este tipo de partidos sirve justamente para ganar esa confianza necesaria en el fútbol y en cualquier empresa de la vida. No importa que te expulsen a un jugador o que falles de forma reiterada muchas ocasiones. Tampoco que el árbitro vaya en tu contra o que juegues como local o como visitante. Si crees en tus posibilidades y si tu entrenador te demuestra esa creencia siendo osado y saliendo a ganar te puedes marcar todos los retos que desees. Ahí está el ejemplo de Bielsa en el Athletic de Bilbao y su exhibición del pasado jueves en Old Tratford. Todo sueño requiere unos riesgos y unas intenciones. Si la Unión Deportiva quisiera, podría estar en lo más alto de la tabla clasificatoria. Hay talento y cantera como para aspirar a los más bellos sueños. Sería una pena vivir siempre maguados por culpa de los miedos, de los complejos y de las inseguridades.