sábado, 30 de marzo de 2013

Sombras nada más

La vida misma. Luces y sombras. Es imposible no errar de vez en cuando. Hoy tocaron sombras. No se veía claridad nada más que en el cielo azul que acompañaba a los miles de espectadores que esta tarde “humanizaron” el estadio de Gran Canaria. No vale renegar de quienes hasta hace unas horas pensábamos que eran los mejores jugadores de Segunda. Si el estadio estaba casi lleno hoy se debe justamente al trabajo que han realizado los integrantes de la Unión Deportiva esta temporada. También vale esta derrota ante el Guadalajara (0-1) para valorar las otras victorias. En Segunda, aunque suene a tópico, no hay rival fácil, y quien creía que lo que quedaba de temporada iba a ser un paseo triunfal se equivocaba de medio a medio. Prefiero que esto suceda ahora. Digamos que me lo tomo como un ensayo general para la promoción. Cuando llegue ese día-que llegará en breve- o cuando nos estemos jugando el ascenso directo –no olviden los puntos que hemos recortado en pocas semanas- ya sabemos lo que puede suceder si no salimos con la concentración necesaria. Me ha sorprendido que jugadores como Momo o Nauzet, que por su experiencia en Primera deben ser los que eviten que el equipo se amedrente ante un llenazo, no fueran capaces de ayudar a controlar mejor el tempo del partido. Lo bueno es que estoy seguro que algo como lo de hoy no les sucederá dos veces y que, junto con Lobera, serán los primeros en reconocer los errores cometidos, sobre todo la falta de tensión, agresividad y convicción del primer tiempo. Ya digo que quedan muchos puntos en juego y que los demás equipos que luchan por el ascenso también tendrán sus “Guadalajarazos”. Les recuerdo a los tremendistas que el ambiente no gana partidos, y si no tiren de historia y vayan al Maracanazo o al Centenariazo del Real Madrid en la final de Copa contra el Depor de Manuel Pablo y Valerón –qué partidazo el suyo, como casi siempre, aquella noche-. Pero si quieren buscar parecidos más cercanos en el tiempo no olviden el encuentro de España contra Estados Unidos un año antes de ganar el Mundial en Suráfrica o el empate de hace unos días ante Finlandia. El Guadalajara sería nuestro Estados Unidos o nuestra Finlandia, esa decepción que llega cuando nadie la espera y cuando tenemos a nuestro favor la historia, la afición y el estado de ánimo. Claro que eso es lo que hace que el fútbol nos enganche tanto. También les vuelvo a recordar dónde estábamos hace cinco meses. Todo sigue igual. Lo de hoy no ha sido más que un ensayo para que el día que llenemos el estadio en el partido clave de la temporada todos sepamos de entrada lo que tenemos que hacer. Lo lamentable hubiera sido que esta decepción hubiera llegado en un encuentro decisivo de mayo o junio. Ahora seguimos arriba y contamos con los mismos jugadores que ganaron la semana pasada en Sabadell de forma prodigiosa. Los extremismos se emparentan malamente con el fútbol. Hay que mantener la mesura en todas las circunstancias y no volvernos locos en los triunfos ni desgraciados inconsolables en las derrotas. Hoy tocaban nada más que sombras. Como la vida a veces, el fútbol también tiene sus días de tristes boleros.

domingo, 24 de marzo de 2013

Capítulos prodigiosos

La suerte termina dando confianza y la confianza acaba luego acercando la suerte. Lo podemos escribir justo al revés que vendría a significar exactamente lo mismo. El fútbol es una mezcla de suerte, confianza, calidad y esfuerzo. Ahora mismo, la Unión Deportiva Las Palmas cuenta con todo lo que se necesita tener para acercar nuestros sueños futbolísticos adonde hace tiempo que queríamos cumplirlos. Quedan once partidos; pero les recuerdo que en la primera vuelta, a estas alturas, estábamos mirando hacia el pozo inquietante de la Segunda B. Todo lo que ha ocurrido desde entonces parece una especie de milagro; pero los milagros, como la suerte, hay que salir a buscarlos, y el equipo que entrena Sergio Lobera hace tiempo que sale decidido a cambiar de arriba abajo la frustrante historia de los últimos años.
No es fácil ganarle cuatro a cero a domicilio al Sabadell. Realmente no es nunca fácil marcar un gol en Segunda División, pero es que la Unión Deportiva es, hoy por hoy, un equipo de Primera, y a medida que pasen las jornadas y la confianza se asiente todavía más veremos todo lo que pueden dar de sí jugadores que se merecen vestir la camiseta amarilla en el Camp Nou o el Bernabéu. Si logramos asentarnos en posiciones de promoción no tengo ninguna duda de que este equipo, ya liberado de las presiones más inmediatas, será capaz de ir embelleciendo cada vez más el tránsito del balón por el terreno de juego. Hay talento y capacidad técnica como para soñar despiertos. De nuevo destaco el esfuerzo de todos los jugadores y la lectura de los partidos de Sergio Lobera. Agradezco a la directiva la paciencia que tuvo en los días más convulsos y me dispongo a esperar la fiesta que viviremos el próximo sábado en el estadio de Gran Canaria. Hacía tiempo que no disfrutábamos tanto con la Unión Deportiva. La última vez que subimos no practicábamos el fútbol preciosista que estamos viendo en algunos de los partidos de esta temporada. Y además me gustan los epílogos de los encuentros, el cabezazo providencial de Murillo en Almería, la obra de arte de Vitolo y Nauzet ante el Real Madrid Castilla y el golazo de Thievy esta noche en la Nova Creu Alta. Los finales hay que saber escribirlos para que las historias no se queden nunca a medias. La Unión Deportiva está finalizando cada uno de sus últimos capítulos de forma prodigiosa. Hacía tiempo que no deseábamos tanto acercarnos al final de temporada. A veces dan ganas de adelantar las hojas para ver lo que va a suceder antes de tiempo. De momento toca dormir a pierna suelta.


sábado, 2 de marzo de 2013

El fútbol como la vida

El fútbol sigue siendo una metáfora de la vida. Hoy Las Palmas se enfrentó a un equipo que vino a ganar y a divertirse. Y eso lo agradecemos los aficionados aunque no haya ganado la Unión Deportiva. Pero al margen del resultado (empate a tres goles), quiero regresar a ese parecido entre el campo de juego de la vida y el del fútbol. Dos nombres: Deulofeu y Juanpe. El primero es uno de los mejores jugadores que yo he visto sobre el Gran Canaria. Cada vez que tenía el balón entre sus pies parecía que se detenía el tiempo para dejar paso a la magia. Todo lo que hacía era inesperado y sutil. Regateaba casi sin esfuerzo e inventaba el fútbol en medio metro. Su primer gol es para enmarcarlo. El partido perfecto. La vida soñada.
En el otro lado estaría Juanpe. El defensa amarillo cometió un error de principiante cuando su equipo había logrado empatar a dos y contaba con mayoría numérica. Tras el fallo, los que estábamos en la grada casi sentimos la desolación y la punzada de dolor del defensa de Arinaga. Estaba en el partido que nunca querría haber jugado. La vida temida.
Pero ni uno tiene que encumbrarse ni el otro ha de venirse abajo. Mañana es otro día, y el destino de ambos puede ir en cualquiera de las direcciones que marque el azar. Juanpe ha de aprender de ese error y asumir con madurez que ya vendrán mejores días. A Deulofeu, si le respetan las lesiones y mantiene esa seguridad en todo lo que intenta, lo veremos dentro de poco inventando prodigios con Messi, Iniesta y compañía. Alguien dormirá hoy escuchando el eco de los aplausos, y alguien no pegará ojo en toda la noche reviviendo un minuto fatídico en el que hubiera querido detener el tiempo para cambiar el bote malhadado de un balón. El fútbol como la vida. Y como el sueño que varía cada noche según nos hayan tratado las horas del día.