martes, 26 de mayo de 2015

Los eternos comienzos

Siempre digo que el fútbol no es más que una representación de la vida diaria. También la vida es juego: si no lo fuera no sería tan maravillosa ni tan sorprendente. Nunca tenemos nada controlado en ninguna parte. Todo lo que crees que está cimentado se desmorona de la noche a la mañana inesperadamente; pero también todo aquello que creías que estaba perdido se recupera milagrosamente cuando menos lo esperas. Como en el fútbol, ese juego que nos mantiene en el alambre, sobre todo cuando uno es aficionado de un equipo como la Unión Deportiva Las Palmas.
Mientras estamos inmersos en los partidos y las clasificaciones, los árboles de nuestros propios empecinamientos nos impiden ver el bosque que tenemos justo al lado de nuestros ojos. Estos días parece como si hubiéramos perdido la Champions, y sin embargo estamos a punto de jugar cuatro partidos que puedan cambiar nuestra historia por completo. Pensemos en el Córdoba. Hace un año, sus aficionados y sus jugadores saltaban por las calles celebrando el ascenso. Nosotros, mientras, regresábamos a casa con la sensación de que el destino nos había robado de la forma más cruenta todos nuestros sueños. Un año después, el Córdoba vuelve a ser equipo de Segunda y nosotros tenemos muchísimas posibilidades de regresar a Primera, o por lo menos tenemos las posibilidades que ya no tienen los cordobeses. Así es el fútbol y así es la vida, y creo que es el momento de que volvamos a creer en nuestros jugadores como mismo creíamos hace unos pocos meses.
Nos jugaremos el ascenso en solo cuatro partidos. Ya sé que quedan posibilidades matemáticas para el ascenso directo, pero aun siendo como soy un soñador casi utópico, esta vez quiero tener los pies en el suelo y plantearme ya que todos esos sueños se juegan en dos partidos de ida y vuelta. Por tanto, como tantas veces en nuestra existencia, comenzamos de nuevo. La vida es un eterno comienzo, aunque sepamos, porque lo aprendimos de Heráclito de Efeso, que jamás nos bañaremos dos veces en las mismas aguas. Olvidemos los fracasos de otras promociones. Pertenecen a esas otras aguas y a otros tiempos. Este equipo mantiene intactas todas sus opciones para ascender a Primera. Y todo lo demás no son más que pamplinas o miedos que ahora no vienen a cuento. Si entre todos nos creemos el ascenso, no habrá nadie que nos frene en las próximas semanas. Es verdad que, al igual que en la vida, aquí se gana y se pierde todo el rato; pero el resultado es algo tan incierto como nuestro sino dentro de unas horas o de unos meses. De momento, como en todos los sueños, solo cabe un planteamiento de esperanza y grandeza.