sábado, 14 de abril de 2012

La mediocridad

Nos lo creímos todos, pero no se lo creyó el equipo, y si el equipo no se lo cree da lo mismo que animemos o que le recemos a la Virgen del Pino. Carecemos de ambición y de confianza. Y si encima nos faltan Vitolo, Viera y Javi Guerrero carecemos también de talento. Hace tiempo que teníamos que haber confiado en nosotros mismos sin ambages ni medias tintas, pero regalamos partidos y salimos atemorizados a campos en los que teníamos que haber ido a por la victoria. Sigo pensando que tenemos equipo para aspirar a lo que queramos. Y cuando veo a los rivales más creo que en las posibilidades de la Unión Deportiva. Sin embargo, a esos rivales les basta con meterse atrás para maniatarnos. Cuando jugamos lo hacemos a rachas, y cuando no jugamos lo mejor es que miremos para otro lado. Hoy no jugamos. Y ya sé que fallamos un penalti y varias ocasiones, pero se presentía que era casi imposible que ganáramos. Y esa sensación que teníamos en la grada la tendrían también los jugadores en el campo. Son muchos partidos desconfiando de sí mismos, y eso se paga cuando se pretenden cambiar las tornas: los jugadores llevan en el subconsciente la marca del canguelo y del meterse atrás, o de que lo más importante es la salvación. No, un equipo con la historia y la afición de Las Palmas no puede aspirar solo a la permanencia. Sin darnos cuenta nos estamos convirtiendo en un club de Segunda. No logramos estar arriba hace varias temporadas, y al final, si nos descuidamos, nos habremos convertido en una especie de Eibar vestido de amarillo. Hay que reconducir esa situación cuanto antes. Necesitamos ambición: quizá habría que acercar a los jugadores de vez en cuando al museo del club para que sepan qué colores visten y lo que supone llevar la camiseta que llevan. Nunca podremos aceptar como triunfo la permanencia en Segunda División. Es mejor callar y asumir con naturalidad ese logro, pero no pregonarlo ni ponerse medallas. Parafraseando el adagio, prefiero descender jugando al fútbol que mantenerme metido atrás y renunciando al ataque. O se vive de pie o se camina arrodillado toda la vida. Nos estamos jugando nuestra propia historia. Por cierto, hoy empatamos a cero en casa. Teníamos dos finales que nos hubieran colocado a las puertas de la promoción y las hemos desperdiciado. Les recuerdo los rivales: Numancia y Recreativo de Huelva. Si no somos capaces de salir a ganar por cuatro a cero a esos dos equipos no merecemos estar en ninguna terna que conduzca a la gloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario