domingo, 22 de octubre de 2017

Humillación

Hay varias acepciones del verbo humillar, pero me quedo con la que habla de herir el amor propio o la dignidad de alguien. Creo que eso es lo que está haciendo en estos momentos la Unión Deportiva Las Palmas con sus aficionados, sobre todo porque ya no éramos ese equipo pequeño que llevaba años sin jugar a nada, porque ya había dinero para fichar y porque se nos había contado, ahí es nada, que casi teníamos la mejor plantilla de nuestra historia. La humillación viene de mucho tiempo atrás, y en esta vida quien siembra vientos termina desmembrado por sus propias tempestades, viene de los días en que se decidió prescindir de Setién y jugar a la arrogancia del nuevo rico que cree que todo lo compra el dinero. No siempre sucede, pero la vida suele poner a cada uno en su sitio al paso del tiempo, y ahí está Setién y aquí estamos nosotros, con un nuevo entrenador que ha recibido nada menos que doce goles en sus tres primeros partidos y que además acumula diez derrotas seguidas, ni siquiera un mísero empate para maquillar las cifras, en Primera División. Todo termina cuadrando, y no hay improvisación sin consecuencia.
Se jugó de maravilla en la primera parte del partido, y queda para el recuerdo un regate de Viera que visualmente le valdrá a nuestra memoria para compensar todos los desastres que sufrimos con un conjunto frágil como esas cerámicas que le ponen nombre al estadio del equipo castellonense, como teselas romanas que se quiebran igual que cristales de Murano desde el primer embate, y lo peor, como un ejército abatido que carece de estrategias, que juega como jugábamos nosotros de niño en los partidos que improvisábamos en una plaza, en una mareta o en cualquier calle con dos piedras: los jugones movían la pelota y desplegaban su talento, pero no había nada más. Entonces no pasaba nada porque el otro equipo era como el nuestro, echábamos a rodar el balón y el resultado solo dependía del azar y del talento. Esto es distinto. Cuando se te planta enfrente un equipo que sabe a lo que juega y tú quieres jugar como si lo hicieras en Las Canteras con cuatro amigos lo más normal es que te marquen doce goles en tres partidos y que dejes a tus aficionados temiendo un descenso que hace un año, por estas mismas fechas, nos hubiera parecido la más exagerada de las bromas, casi un delirio, porque hace un año un día como hoy hacíamos números para jugar en Europa y volver a la grandeza de aquellos años setenta en donde se juntaban las buenas plantillas, los entrenadores que sabían lo que hacían y la coherencia de las juntas directivas.
Humillación, sí, porque solo había que ver las caras de los aficionados que te encontrabas por la calle después del partido, porque si pierdes pero sabes a lo que juegas, o si pierdes pero ves que hay coherencia en lo que haces, uno puede sobrellevar esa derrota con la dignidad que se espera del espíritu deportivo. Sin embargo lo que estamos viviendo es muy distinto, y los que llevamos años viendo fútbol sabemos que estamos en una situación ciertamente complicada. A Márquez lo pusieron a última hora y no confiando ni en su criterio ni en su experiencia. Con esa decisión lo único que lograron fue llevar el caos tanto al primer equipo como al filial. Luego fichas, para tratar de arreglar la situación, a un entrenador destituido la pasada campaña que acumulaba la friolera de siete derrotas seguidas en Primera. Repito lo de Márquez, no se concibe mayor delirio ni mayor torpeza. Y ahora recibimos al Coruña en el próximo partido de Liga, y luego jugamos contra el Real Madrid en el Bernabéu. Del partido de Copa prefiero olvidarme. Lo que nos ocupa y nos preocupa ahora mismo a los aficionados amarillos es la Liga, ese precipicio que de repente se nos ha abierto como se le abrió a aquella lechera del cuento que vio cómo se hacían añicos todos sus sueños de grandeza. Los nuestros, la verdad, están ahora mismo donde ni los más pesimistas, ni los peores agoreros, podían imaginar antes de que empezara esa sucesión de incoherencias que nos ha dejado al borde del peor de los abismos.

2 comentarios:

  1. Te felicito por tu punto de análisis, por tu capacidad de observación. Efectivamente, el Betis con Setién sonríe y la UD ya está en Segunda. Qué tristeza ver la manipulación, el narcisismo de ciertos medios, qué abominación para los aficionados. Y qué pésimo entrenador.

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