sábado, 14 de enero de 2012

Todo lo demás es tedio

No siempre gana el mejor ni el que más lo merece, pero si no traicionas la esencia del juego, que no es más que un divertimento, y si te aplicas con disciplina dejando total libertad al talento, las probabilidades de ganar aumentan en la misma proporción que el goce del público.
Hoy en el Gran Canaria había dos equipos que querían jugar al fútbol, divertirse, buscar la portería contraria y tratar de agradar a quienes les estuvieran viendo. Y además había talento de sobra en los dos conjuntos. Se juntaba la poética que siempre moverá al jugador canario con la estética que tan bien ha sabido transmitir Guardiola al juego del Barça. Pasaron noventa minutos sin que miráramos el reloj. No apareció el aburrimiento, ni tampoco se dejaron ver los patadones o las incongruencias tácticas. Se salió a ganar y a jugar bien, y se ganó. Se crearon numerosas ocasiones de gol y se dejó claro lo que muchos venimos defendiendo contra los pesimistas que no valoran lo que tenemos: contamos con jugadores talentosos que, si se lo creyeran y mantuvieran una buena racha de resultados, irían lanzados a Primera División. Esa es la categoría natural de la mayoría de ellos, desde Barbosa a Jonathan Viera, desde David García a Vitolo, desde Laguardia a David González. No siempre tendremos enfrente a un equipo que venga a jugar y a dejar que el otro también lo haga. El fútbol, si quiere salvarse de la modorra y la decepción de los aficionados, debería sacar cuanto antes una regla que penara lo destructivo y lo antiestético y que, por el contrario, recompensara planteamientos ofensivos como el que plasmaron hoy sobre el terreno de juego la Unión Deportiva y el Barça B. Ganó el equipo amarillo por tres a uno, pero nos da lo mismo el resultado. Yo me quedo con esta sensación de plenitud futbolera que aún no había vivido en toda la temporada. Que no nos digan mañana que los que defendemos esta manera de jugar al fútbol somos unos ilusos. La defenderé mientras viva. Y si me la niegan apagaré la tele o no acudiré al estadio. Así de sencillo. El fútbol no es tan complicado como algunos quieren hacernos creer para justificar su incapacidad lúdica, festiva y estética. La vida suele ser gris lejos del césped. Si mantenemos la mirada en la hierba es justamente porque aún esperamos encontrar algún bello fogonazo de genialidad que se grabe en nuestra memoria más épica y futbolera. Todo lo demás es tedio.

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