sábado, 2 de febrero de 2013

Jugando a mantener los sueños

Hay partidos que solo pueden disfrutar los aficionados de los equipos que están sobre el terreno de juego. Apenas hay ocasiones, se juega casi todo el tiempo en el centro del campo, se opta por el despeje azaroso y no se para de correr en ningún momento. Si no eres de la partida, saldrías corriendo del estadio sobre la marcha; pero si estás implicado, esos encuentros son los que también te hacen amar el fútbol. Hoy había dos equipos bien armados y conjuntados sobre el estadio de Gran Canaria. Se respetaban. Se tanteaban. Se temían. Y los aficionados valorábamos ese respeto, ese tanteo e incluso esos temores que convertían cada saque de esquina en faltas al borde del área. No hubo goles (bueno, hubo un golazo del Elche que por lo menos en el campo me pareció totalmente legal, uno de esos goles que se quedan grabados en la buena memoria futbolística por su plasticidad y por su ejecución, en una posición casi imposible, de media chilena, casi de espaldas; pero sabiendo dónde se quería dirigir el balón en todo momento). Pero ese cerocerismo no fue de los que te espantan de los estadios. Yo por lo menos me entretuve viendo el partido y tuve la impresión de que el tiempo se me pasó volando. Me quedo tranquilo porque Las Palmas le jugó de tú a tú al líder de la categoría y porque la actitud de los jugadores me permite mantener todos los sueños intactos. No quiero olvidar la iniciativa de Armas&Asociados, que logró que buena parte del estadio corease el himno de la Unión Deportiva en el minuto cuatro de la segunda parte. Conozco mucho a Manolo Armas, y estoy seguro de que en los próximos partidos logrará que todo el Gran Canaria se ponga en pie en ese minuto para escorar los ánimos de los encuentros a los anhelos amarillos. Esta tarde, si levantabas la mirada te encontrabas un cielo azul e intenso que de alguna manera contribuía a la puesta en escena del espectáculo. También pasaban nubes con esas formas que de niños nos hacían buscar similitudes de animales o mapas de países recién estudiados en los atlas que nos enseñaban en el colegio. A veces el fútbol también dibuja en el césped esos escorzos prodigiosos, eléctricos, como el control que realizó Momo en la segunda parte o como los que nos suele regalar Vitolo cuando tiene su día. Realmente son las expectativas las que luego anticipan las emociones: uno puede buscar lo sublime en todo lo que le rodea; también en un partido embarullado, en un empate a cero, en una tarde de febrero que podría ser perfectamente la primera tarde de cualquier primavera. Por un momento pensé que estaba viendo un encuentro de promoción. Será más o menos como el de hoy, así de intenso, así de incierto. Esto sigue siendo fútbol: sucesión de guiones tan improvisados como los que uno quisiera encontrar en la vida. Sin trampas, sin mentiras, sin silencios cobardes.


1 comentario:

  1. Hermoso artículo,,,,,,, Efectivamente pareció por momentos un partido de PROMOCIÓN de ascenso , con el matiz de que ese día espero encontrar en el Estadio 30.000 gargantas dispuestas a tirar del equipillo!!!!
    Gracias por la mención a la iniciativa de ARMAS & Asociados !!!

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