domingo, 17 de febrero de 2013

Las segundas vueltas

Hay momentos en la vida en los que cruzamos los dedos de manera inconsciente antes de dar un paso. También hay partidos de fútbol en los que esos mismos dedos se mueven igual de nerviosos ante la incertidumbre. Hoy era uno de esos partidos. Había que ganar, y además había que demostrar que la reciente derrota en Alcorcón no fue más que un episodio anecdótico, o que por lo menos esa sensación de equipo endeble y sin confianza iba a quedar nuevamente alejada jugando en el estadio de Gran Canaria. Lo que no entiendo es por qué el mismo equipo que logra jugar al fútbol prodigiosamente en casa se estrella luego a las primeras de cambio cuando se las tiene que ver con un rival lejos de la isla. Confío en que partidos como el de hoy se graben en la mente de los jugadores para que se crean de una vez lo que todos nos venimos creyendo hace tiempo: que si salen a ganar y apuestan por la filosofía de fútbol que propone Sergio Lobera no habrá azar o contingencia que nos aleje de la promoción del ascenso (o del propio ascenso directo).
En la primera vuelta, fue el partido con el Girona el que más nos hizo dudar de nuestras verdaderas posibilidades, sobre todo porque veníamos de una derrota en casa contra el Alcorcón y porque se nos caía de las manos el sueño que habíamos vislumbrado tras la primera victoria contra el Racing de Santander. Ahora han cambiado las cosas, y otra goleada, en este caso a nuestro favor, nos devuelve, casi intacta, la ilusión que veníamos fraguando desde hace meses. Aun a pesar de la pájara de los últimos minutos, hoy hemos podido ver a un equipo solvente, creativo y con rematadores cada día más letales. Toca salir fuera con la misma intención con que salimos en el estadio de Gran Canaria. Y ya no se puede esperar más tiempo. No hay nada que impida ese cambio a la hora de encarar los partidos lejos de casa. Ahí estará la clave del ascenso. Hay equipo, hay una afición dispuesta a empujar en todo lo que haga falta y contamos con un entrenador que se ajusta a nuestra manera de entender el fútbol. Hoy tocaba mirar hacia arriba y se ha conseguido alzar sobradamente esa mirada. Solo deseo que esos mismos jugadores ya no vuelvan a bajar los brazos. Se puede ganar o perder, pero lo que no se puede hacer nunca es dejar que los partidos pasen de largo. Si no se desfallece, el tiempo siempre logra que encontremos salidas en medio de cualquier caos.

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