sábado, 2 de marzo de 2013

El fútbol como la vida

El fútbol sigue siendo una metáfora de la vida. Hoy Las Palmas se enfrentó a un equipo que vino a ganar y a divertirse. Y eso lo agradecemos los aficionados aunque no haya ganado la Unión Deportiva. Pero al margen del resultado (empate a tres goles), quiero regresar a ese parecido entre el campo de juego de la vida y el del fútbol. Dos nombres: Deulofeu y Juanpe. El primero es uno de los mejores jugadores que yo he visto sobre el Gran Canaria. Cada vez que tenía el balón entre sus pies parecía que se detenía el tiempo para dejar paso a la magia. Todo lo que hacía era inesperado y sutil. Regateaba casi sin esfuerzo e inventaba el fútbol en medio metro. Su primer gol es para enmarcarlo. El partido perfecto. La vida soñada.
En el otro lado estaría Juanpe. El defensa amarillo cometió un error de principiante cuando su equipo había logrado empatar a dos y contaba con mayoría numérica. Tras el fallo, los que estábamos en la grada casi sentimos la desolación y la punzada de dolor del defensa de Arinaga. Estaba en el partido que nunca querría haber jugado. La vida temida.
Pero ni uno tiene que encumbrarse ni el otro ha de venirse abajo. Mañana es otro día, y el destino de ambos puede ir en cualquiera de las direcciones que marque el azar. Juanpe ha de aprender de ese error y asumir con madurez que ya vendrán mejores días. A Deulofeu, si le respetan las lesiones y mantiene esa seguridad en todo lo que intenta, lo veremos dentro de poco inventando prodigios con Messi, Iniesta y compañía. Alguien dormirá hoy escuchando el eco de los aplausos, y alguien no pegará ojo en toda la noche reviviendo un minuto fatídico en el que hubiera querido detener el tiempo para cambiar el bote malhadado de un balón. El fútbol como la vida. Y como el sueño que varía cada noche según nos hayan tratado las horas del día.


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