lunes, 20 de febrero de 2017

Parole, parole

No es un tópico ni una boutade. Al fútbol se juega en el césped. Después de los noventa minutos solo hay periodismo, literatura o tertulia de barra de bar o de estudio televisivo o radiofónico, aunque es cierto que muchas veces es la épica del recuerdo o la exaltación de las palabras lo que hace que un equipo, un partido o una temporada acaben siendo memorables. La Unión Deportiva que entrenan Quique Setién y Eder Sarabia ha hablado muchas veces en el campo y también ha conseguido que sibaritas del fútbol como Menotti o Valdano lo hayan puesto como ejemplo. El ejemplo también es un camino a seguir, como la insistencia y como los errores si aprendemos de ellos y cambiamos a tiempo las coordenadas y las estrategias.
En todo este camino recorrido desde el pasado mes de agosto, creo que ha habido más luces que sombras; pero si buscáramos esos tonos grises, que no negros, los encontraríamos en los partidos jugados fuera de casa. La estadística se compensaba con la imbatibilidad en el Gran Canaria que mantuvimos hasta el partido contra el Sevilla. Llegábamos a Málaga con esa cara de lunes por la noche que nos obligan a poner últimamente, a trasmano del resto de la jornada, y además en un momento en que no sabíamos si mirar hacia arriba o hacia abajo en la tabla clasificatoria. El descenso queda lejos, pero también Europa. Así y todo necesitábamos puntuar en tierras malacitanas para que que no aparecieran los nervios y la zozobra. Y no, no estuvimos en Málaga, como tampoco estuvimos en Granada. Nos falta intensidad y frescura, y crear ocasiones, y disparar a puerta. Sin tirar a puerta el fútbol es un juego sin sentido al que no salva ni el espectáculo.
En Málaga no apareció esa Unión Deportiva que nos había reconciliado con el fútbol de toque, y me preocupa esa indolencia y esa falta de empuje del equipo. Los refuerzos del invierno, de momento, lo único que han conseguido es romper las costuras de un traje que era reconocible y que, aun con sus limitaciones, dejaba retazos de belleza en el campo. Confío en la adaptación de esos nuevos fichajes, pero de momento seguimos echando de menos un buen delantero centro y la fluidez de hace unas semanas.
Ahora llega la Real Sociedad, que fue el equipo que frenó el sueño de la primera vuelta, lo mismo que el Granada fue el que nos permitió alzar el vuelo con aquel cuatro a uno inolvidable en el Gran Canaria. Si miramos esas extrañas coincidencias, el partido contra el conjunto donostiarra puede ser el que nos permita remontar el vuelo (atendiendo a que en Granada comenzó este retroceso). El camino lo inventamos cada uno de nosotros. También en el fútbol no hay más que esbozos y sombras hasta que no comienza a rodar nuevamente la pelota. Parole, parole, como cantaba Nina con su voz ronca. Si no logramos rematar en la portería contraria, ni marcar goles después de acariciar a la pelota por todo el campo, nos quedaremos tarareando esa canción toda la temporada, trazando eufemismos donde deberíamos estar contando y cantando goles que nos permitieran seguir soñando.


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