domingo, 12 de febrero de 2017

Derrotas e incertidumbres

¿Hasta qué punto puede el fútbol cambiar el estado de ánimo de un entorno? ¿Hasta dónde se pueden ilusionar los aficionados de ese equipo? El poeta T.S. Eliot se preguntaba que quién en un beso puede terminar un beso. Nosotros nos preguntamos ahora que quién puede dejar de soñar a lo grande cuando los mimbres, además de las ilusiones, nos ofrecen argumentos para que cerremos los ojos o imaginemos con los ojos bien abiertos todo aquello que durante años se parecía a uno de esos horizontes que se alejan a medida que se navega hacia ellos. Perdimos contra el Sevilla. En otras circunstancias ese resultado podría haber sido una debacle, pero cuando se sale a combinar, a buscar la portería contraria y a no escatimar esfuerzos ni talento, esa derrota, aun cuando escuece, no es más que una noche pasajera.
Me imagino la ilusión de Jesé al saltar al estadio de Gran Canaria vestido de amarillo. Tenía trece años cuando se marchó lejos. Creo que ha triunfado y que solo una inoportuna lesión lastró una progresión que parecía imparable. Ahora regresa a buscar sosiego, cariño e inspiración en el equipo en el que soñaba jugar alguna vez cuando se marchó a los trece años. Lo mismo cuenta Silva, que dice siempre que quiere retirarse en la Unión Deportiva, y también Valerón repetía ese argumento hasta que un día nos tuvimos que frotar los ojos para creer que volvía a estar vestido de amarillo. Lo mismo dirá Vitolo si se le pregunta, y Sandro, y el hijo de Robaina, Tony Segura (apunten este nombre) estoy seguro que terminará diciendo lo mismo cuando en breve debute en el Real Madrid y sea una estrella. Cualquiera de nosotros soñó a los trece años con jugar, aunque solo fuera unos minutos, en la Unión Deportiva Las Palmas, o por lo menos lo soñábamos los que vimos a Germán o a Brindisi trazar la perfección matemática de los pases sobre el césped. Y es lo que querrán también todos los niños que estén viviendo estos días grandes e inolvidables de la Unión Deportiva Las Palmas. Creo que solo faltaba Silva para que hubieran jugado hoy en el Gran Canaria los mejores jugadores canarios del momento.
El otro día, en una entrevista a Brindisi en Fiebre Maldini, hablaba de los equipos y de la necesidad de que estén aceitados los sistemas. El Sevilla y Las Palmas cuentan con sistemas que ennoblecen el fútbol, pero quizá las incorporaciones de la Unión Deportiva requieren unos días más para que todo fluya como hace unas jornadas. Sufrimos la primera derrota en casa, pero este contratiempo lo podemos compensar ganando en Málaga la próxima semana. Urge ganar para no quedarnos en esa tierra de nadie que es el fútbol cuando no hay objetivos ni alicientes. Vivimos unos días extraños, como de tránsito, pero del partido contra el Sevilla nos queda la sensación de que nuestro equipo consigue que el tiempo se vaya volando cuando juega. Y ya sé que no da lo mismo perder que ganar, ni en el fútbol ni en la vida diaria. Hay que aclarar cuanto antes la renovación de Setién para que todos sepamos hacia dónde vamos. Creo que esa incertidumbre se traslada inconscientemente al terreno de juego. La firmeza y la creencia en un estilo comienza por la certeza de que quien elige el argumento pueda escribir con tranquilidad esas páginas que todos llevamos soñando hace muchos años. No volvamos a quebrar nuestro propio sueño en ningún despacho.


No hay comentarios:

Publicar un comentario