sábado, 1 de octubre de 2011

Déja vù

A veces el fútbol no es más que una sucesión de partidos repetidos. Si se gana y se juega bien, esa repetición se asemeja al éxtasis casi semanal; pero cuando se pierde y tu equipo se enreda en jugadas previsibles y se empeña en repetir los mismos errores, uno solo espera un milagro para salvarse del desastre, aun sabiendo que los milagros jamás acontecen cuando no se buscan con todas las ganas y cuando en la mente de los que juegan no están bien asentadas las palabras victoria, divertimento y confianza.
He titulado déja vù porque el partido de hoy fue prácticamente idéntico al del Córdoba –por tener tuvo hasta el mismo remate de Javi Guerrero al larguero que luego bota en la raya de la portería- y si me apuran también al del Alcoyano –en aquella ocasión tuvimos la suerte de cara en el último minuto-. Y lo que desespera es comprobar que no se sabe ganar a equipos muy inferiores a la Unión Deportiva. A ver si me entienden, cuando hablo de inferioridad no estoy desmereciendo a los rivales. Todo lo contrario, esos conjuntos han demostrado que tienen oficio y que saben defender y contraatacar de forma organizada y efectiva. Lo que les aleja de Las Palmas es el talento y las posibilidades creativas de sus jugadores. No se puede consentir que un conjunto con un potencial ofensivo que no tienen muchas plantillas de Primera División ande cada semana mirando la hora para ver si da tiempo de que haya un rechace o de que alguien sea capaz de pegar un puntú o de rematar con la nuca o con las costillas. Hoy por lo menos tuvimos opciones de ganar, que no oportunidades. Jugamos con diez jugadores medio partido y contra un rival tocado anímicamente tras el empate amarillo, pero nuestro equipo se está empeñando en borrarse de los partidos en un visto y no visto. Y lo más preocupante es que hoy disponíamos de todo nuestro potencial. Por tanto, creo que urge un cambio de mentalidad inmediata y una necesidad de recuperar la confianza en el talento perdido. Los próximos rivales no serán tan condescendientes y tan conformistas como los que nos han tocado en casa las últimas semanas. O espabilamos o terminaremos dilapidando el optimismo que teníamos todos a principios de temporada. Ya, ya sé que se nos advertía a los soñadores recalcitrantes que lo importante era la salvación y bla, bla, bla. No, lo importante es salir a ganar, a divertirte y a hacer gala de todas tus posibilidades. No nos podemos desmoronar a las primeras de cambio como lo hacemos. Si el Murcia hubiera sido más ambicioso, tras la expulsión de Juampe se hubiera llevado los tres puntos sin problemas. Ni siquiera podemos hablar de mala suerte en los remates como el día del Córdoba. Apenas rematamos, apenas jugamos y apenas nos quedan ganas de hablar de fútbol en todo el fin de semana. Mejor borramos lo de hoy como se borran siempre todas las pesadillas. Sólo deseo no tener que escribir otra semana recordando que pasa el tiempo y que apenas varía el argumento de otros noventa minutos perdidos lastimosamente.

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