sábado, 5 de noviembre de 2011

El mundo al revés

Ya uno no sabe si encomendarse a Antonio Machado, a Gabinete Galigari o a Javier Marías (reconocido seguidor del Numancia) para ganar en Soria. En esos campos de Castilla machadianos casi nunca tenemos suerte. Parece como si el frío nos tuviera congelados en la derrota, aunque esta tarde, la verdad, no ganamos porque no teníamos el santo de cara. Hubo ocasiones, nos pusimos por delante con un golazo de Jonathan Viera y perdimos de penalti casi en el último minuto. Claro que el Numancia también jugó de maravilla, combinando, buscando el área rival y con una verticalidad que lo dejó varias veces delante de un providencial Mariano Barbosa. Siempre duele perder, pero si lo haces como hoy sabes que esa derrota es pasajera, no más que un accidente en el camino seguro por el que transita un equipo cada vez más asentado y con mejores recursos. Volvió la estrategia de Juan Manuel dejando que el contrario se desgastara en la primera media hora y dando zarpazos puntuales que nos terminaron llevando al empate antes del descanso. Fue un encuentro impropio de Segunda División, o más parecido a un partido de la Premier por el ritmo trepidante de los dos equipos y por el poco tránsito del balón por el centro del campo. Lo imprevisto fue el guión de los últimos minutos. Ver a un jugador como Nagore entrando al área como si fuera Messi es algo que se puede observar pocas veces en la vida, y para mí que hasta los jugadores de Las Palmas se quedaron sorprendidos y casi no le entraron al verlo aparecer driblando y fintando como un fantasista. Esa jugada derivó en un remate que sacó Javi Guerrero bajo palos cuando acababa de entrar para intentar marcar el gol de Las Palmas en los últimos cinco minutos. Por eso digo que el mundo estaba hoy al revés: no marcamos nosotros, como viene siendo habitual, en las postrimerías del partido, Nagore jugó como Messi y Javi Guerrero terminó haciendo de portero. Ese surrealismo inesperado de quien escribía el guión de este partido nos ha dejado a todos amaguados y un poco cabizbajos. Pudo ganar cualquiera de los dos equipos, pero uno siempre quiere que gane el suyo. Los sorianos estarán libando Riberas del Duero con esa cara de satisfacción que se les queda a los que ganan en la vida. Nosotros hoy tenemos que conformarnos con desear que llegue cuanto antes el próximo partido para ver si la suerte juega ese día con nosotros. El talento – visto el partido de hoy, y lastimando todavía el trallazo al poste de Sergio Suárez- lo seguimos teniendo de nuestra parte.

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