domingo, 13 de noviembre de 2011

El taxista y el mal de altura

Acabo de hablar por teléfono con el escritor José Luis Correa. Me preguntó que cómo había quedado finalmente la Unión Deportiva. Me tocó volver a dar la mala noticia. La verdad es que los del Atleti se quejan por Pupas, pero nosotros es que apenas podemos dar una alegría por teléfono a quienes nos llaman desde cualquier parte del mundo preguntando por los resultados. Qué vamos a hacer. El escritor canario me llamaba desde un taxi. El taxista medió sobre la marcha en nuestra conversación telefónica diciendo que había apagado la tele con el tres a uno, y que se había subido al coche para ver si por lo menos la tarde le deparaba un par de buenos viajes que compensaran los desastres amarillos. Pepe Correa siguió su camino y yo me estoy sentando delante del ordenador para intentar contar el descalabro en el Nuevo Colombino. Hoy, para variar el contenido de otras semanas, tiraré de imaginación y trataré de reseñar el partido como creo que lo contaría el taxista suponiendo que hubiera visto los noventa minutos:

“Sabe que lo digo, que los jugadores salieron dormidos al campo, oh, fíjese usted que en el primer balonazo nos marcaron el uno a cero. Lo metió uno de Gáldar que se hizo el dueño del partido; ese muchacho, que se llama Javi Álamo, le dio un baile a Corrales. Yo no sé a qué está esperando Las Palmas para ficharlo cuanto antes, y lo de Corrales fue de juzgado de guardia, un coladero por todas partes, que digo yo que debe ser porque ha estado lesionado, porque a mí ese muchacho me ha gustado en otros partidos. Uno del bar que estaba conmigo viendo ese disparate decía que Las Palmas parecía que tenía el jenlan, eso, el jetlag, que era como si se hubieran bajado sonámbulos del avión y los hubieran soltado a jugar al fútbol, qué cruz, el Huelva llegaba y metía gol solo con empujar la pelota, igual que aquellos partidos del año pasado, los de las goleadas, con la defensa como un flan haciendo aguas por todas partes. Y encima no me podía largar un par de lingotazos porque tenía que coger el taxi otra vez. El mismo que decía lo del jenlag ese, que es un poco enterao de la caja del agua, también iba diciendo que Las Palmas es que parece que siempre que está a punto de ir para arriba se achanta y empieza a perder partidos, eso lo decía él, no yo, y lo comparaba con no sé qué de Bolivia, donde los equipos se asfixian porque juegan a más altura que el Roque Nublo. La segunda parte ya fue otra cosa, pero por haber dormido tanto en la primera no logramos arreglar el partido. Por lo menos el equipillo se vino arriba y empezaron a jugar el Viera, que es un fenómeno, y el otro chiquillo, el virguero que yo no quitaría nunca del campo porque es el mejor que sabe mover al equipo, equilicuá, David González. Te quedas con la magua de no haber ganado a un equipo que no era nada del otro mundo, y ya son muchos partidos pasando por lo mismo, regalando el primer tiempo y con los jugadores medio despistaos y como fuera del partido; y para mí no es culpa del entrenador, las cosas como son, el míster hizo un par de cambios y consiguió que el bote empezara otra vez a remontar, pero ya digo que era tarde. Nada, seguiremos sufriendo, qué vamos a hacer, esto es lo que hay. A ver si con el Jerez la próxima semana jugamos con más jeito y no salimos tan apaguatados, iba a decir otra cosa, pero me la callo, usted sabe a lo que me refiero, que lo que no puede ser es que los jugadores entren a los partidos como si fueran a un Asalto musical de los de mi época en el Polonia o en el Marino, que esto es fútbol, carajo, y hay que salir enchufados desde el primer minuto, que aquí si te duermes te lleva la corriente para la mar fea y por más que quieras flotar te vas p’al fondo. Y conste que sigo diciendo que hay equipo de sobra para subir a Primera, aunque lo de hoy prefiero pensar que no lo he visto”.

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