sábado, 21 de enero de 2012

Despistes y recuerdos

Hoy querría haber escrito sobre el partido entre la Unión Deportiva y el Sabadell. Programé el día pensando que lo televisaban, y casi podría decir que vi el encuentro un par de minutos. Me quedé dormido tras el almuerzo y me desperté a las cinco y diez. Como tenía muy claro que lo televisaban en la tele autonómica canaria, encendí la tele y la dejé sin volumen unos minutos. Jugaba un equipo de rojo y pensé que la Unión Deportiva volvía a vestir el equipaje del Arenas C.F. Seguí un par de jugadas hasta que me di cuenta de que el otro equipo tenía la franja verde del Elche. Mi gozo en un pozo. Inmediatamente me puse a escuchar el encuentro por la radio, pasando como siempre de una a otra cadena para contar con todos los puntos de vista, antes de terminar con esa media satisfacción que dejan los empates. Me alegré por el gol de Juanpe porque creo que es un jugador que aún tiene mucho que decir y al que espero ver de titular indiscutible en el equipo amarillo dentro de poco. Por tanto, del partido de hoy no puedo escribir nada, pero sí lo haré del recuerdo de muchas noches en el Insular.

Les cuento: Radio Nacional de España ha creado una especie de baúl de recuerdos sonoros en el que distintos personajes van contando los momentos que han marcado su vida. El otro día escuché a Juan Luis Cano, uno de los integrantes de Gomaespuma, contar que su momento inolvidable lo asociaba a la infancia, concretamente a cuando iba con su padre bajando la pradera de San Isidro para ir al estadio del Manzanares a ver jugar al Atlético de Madrid. Seguro que Juan Luis Cano vio en su infancia a muchos de los más grandes jugadores amarillos; pero no era de eso lo que yo quería escribir. Cuando lo escuché, yo también recordé sobre la marcha la calle Mas de Gaminde atestada de gente camino del Insular y el runrún futbolero que salía de los bares, la foto de la selección alemana y de la UD subcampeona de Liga en el Don Balón, la melena blanca de Atilio Ley y las caras de todos aquellos aficionados que más que al fútbol parecían que iban a asistir al mejor momento de sus vidas. Recordé a mi padre con cuarenta años menos y a mi abuelo subiendo o bajando las escaleras que comunicaban la Grada Curva con la de Preferencia, me llegó el olor de las jareas y de las arañas, los acordes de la trompeta de Fernando el Bandera y toda aquella luminosidad del cercano césped que todavía me sigue poniendo los pelos de punta cuando se posa en cualquier fotograma de la memoria. Quiero escribir a vuelapluma esos recuerdos para que no se me pierdan y para compartirlos con los miles de aficionados que tuvieron la suerte de vivir aquellos mismos prolegómenos. Fuimos inmensamente felices todos aquellos sábados a las ocho y media de la noche. Seguro que muchos de ustedes también son capaces de revivir aquella ruta sabatina que desembocaba en el escenario más cercano a los sueños que conocíamos entonces. Cualquier noche de sábado se convertía en un acontecimiento inolvidable.

5 comentarios:

  1. Comentario de Emilio González Déniz:

    Lo que más recuerdo de mi adolescencia relativo al fútbol y la UD es la entrada al estadio, el olor a hierba recién cortada, y cómo extendíamos un papel de periódico en la grada para que no se nos pegase a los pantalones el chicle que siempre estaba allí. Y mi recuerdo personal más curioso es cuando jugó Di Stefano en su decadencia con el Español. Yo estaba sentado con mi tío en la primera fila de la grada Sur y La Saeta Rubia lanzó un balón a la grada, supongo que en funciones defensivas. Lo cogió mi tío y me lo dio; "Ya puedes decir que has tocado un balón que lanzó el mejor jugador del mundo". Bueno, sí, a pase de mi tío. Luego devolví el balón al césped.

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    1. Qué bueno, Emilio, eso debes contarle con más detalles. Lo que cuentas aquí emociona. Un fuerte abrazo

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    2. Margarita Correa Beningfield27 de enero de 2012, 16:58

      ¡Qué historia tan bonita! Di Stefano y el Insular; ¡qué melancolía! y.............¡como me DUELE el Estadio Insular! No me perdía nunca un partido y al Gran Canaria sólo he ido una vez :-(

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  2. Viendo los partidos de Copa del sorprendente Mirandés uno se da cuenta de lo que hemos perdido aquí en cuanto a ambiente en el Estadio. El mirandés ante el Espanyol metió a reventar unas 5.800 personas. Y no solo en los partidos de Copa porque el equipo va bien. Según tengo entendido es parecido en sus partidos de Segunda B. El Gran Canaria mete cada dos sábados entre 8000 y 12000 personas. Apenas se nota la atmósfera futbolera amarilla en los partidos de casa. Viendo partidos con campos y aficiones como la del Mirandés, uno se da cuenta de lo que hemos perdido con el Estadio Insular (independientemente de la categoría en la que se juegue) y como un estadio más moderno pero más frío se ha cargado a una afición (al margen de las tropelías en los despachos de la época pre-Miguel Ángel Ramírez). Dejo un estracto de mi entrada en mi blog sobre la hazaña del equipo burgalés relacionándolo con nuestra situación: "Un estadio a rebosar por pequeño que sea cuando está lleno mete más presión al equipo rival y ayuda más al propio que otros con más aforo pero con claros en las gradas". Un abrazo

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  3. Completamente de acuerdo contigo. A mí también me ha venido a la memoria nuevamente todo el ambiente del Insular viendo una foto de Pierre Sinibaldi en Canarias 7. Sin vallas, con la gente pegada al césped, nunca entenderé cómo pudimos perder todo eso. Un abrazo

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