lunes, 31 de agosto de 2015

Las estampas y los horarios

El niño tiene once años y se llama Emilio. Yo pido el desayuno en una conocida dulcería de Las Canteras y él está con su madre mirando estampas mientras esperamos nuestro turno. Tiene jugadores de varios equipos de Primera División, pero está todo el rato poniendo delante la de Javi Varas. Hacía muchos años que los niños no encontraban a los jugadores de la Unión Deportiva en las estampas. No puedo evitar preguntarle por la colección. Me comenta entusiasmado que ya tiene diez jugadores de Las Palmas y me los nombra a todos de carrerilla como mismo hacía yo cuando era niño.
Durante años hemos perdido a varias generaciones de niños que no vieron las estampas de su equipo en las colecciones que se vendían en los quioscos. Tampoco veían las fotos de sus jugadores con los grandes ídolos. Todo eso ha cambiado este año. Y probablemente ese sea el gran cambio o una de las consecuencias más importantes del ascenso a Primera. Las Palmas ha vivido durante mucho tiempo sustentada en el recuerdo de todos los que la vimos entre los grandes siendo niños, cuando encontrábamos las estampas de Germán, de Noly o de Félix junto a las de Cruyff, Santillana o Mario Kempes. En aquellos años los niños no pagaban por acudir al estadio. Lo hablaba el otro día con Sergio Maccanti y me acordé de un relato que escribió Jonás Meneses. Los niños estaban en la puerta del Insular y les decían a los mayores que si los pasaban con ellos. También los horarios estaban hechos para que fuéramos al fútbol. Ya nos parecía tarde que Las Palmas jugara los sábados a las ocho y media; pero es que ahora te encuentras partidos a las nueve y media de la noche que finalizan cuando los pequeños ya deben estar en el quinto sueño. Y en la Península es peor, con un final que tiene lugar al día siguiente. Dicen que es por las audiencias en otros países. Creo que se equivocan, que si alejan a los niños del fútbol con los horarios y los precios, están robando la identidad futura de los equipos y esa cara emocionada que tenía Emilio cuando veía el escudo de la Unión Deportiva Las Palmas en las estampas. Ya el Nou Camp o el Bernabéu se están llenando con un porcentaje altísimo de turistas de paso que van al fútbol como quien va a ver las Fallas o una exhibición de los Globetrotters. No todo son casas de apuestas y audiencias. El fútbol es algo más, una ilógica y una emoción que solo se gesta en la inocencia soñadora de la infancia. Si alejamos a los niños, solo dejaremos franquicias con publicidad en las camisetas. Yo me quedo con la cara de Emilio el otro día presumiendo con la estampa del guardameta Javi Varas. Me recordó a mí con la de Carnevali a mediados de los años setenta.

1 comentario:

  1. Hoy recibo un mensaje de mi amiga diciéndome que en su artículo de hoy de Canarias7 Santiago Gil habla de su hijo, Emilio. Entro a buscarlo y termino encontrando a Emilio, a mi madre, a mis hermanos y a mí misma.
    Anoche nos reunimos en casa de una hermana a ver el partido que, efectivamente, empezó a las 21:30h. Mi madre tiene ya 85 años y había llevado su tonguita de tuppers para el enyesque, una excursión a casa de su hija la mayor con el pío pío como excusa. Cuando íbamos por la mitad del segundo tiempo, mi madre ya visiblemente cansada pregunta por la hora y otra de mis hermanas contesta: "van a ser las once; mami, tú a estas horas estarías ya por el segundo sueño", luego la mayor concluye un poco enfadada "es verdad, no lo entiendo!! y en la península es una hora más!! a quién se le ocurre poner los partidos tan tarde!!!". Imaginamos entre nosotros que esto es una confabulación de los clubs con las cadenas de televisión, que quieren emitir todos los partidos que se jueguen en el día (cobrando, claro) y que la asignación de horario atiende realmente al poderoso caballero por orden de aficionados de mayor a menor (nos toca la última hora) y no, por supuesto, a la lógica horaria de la vida de las personas. No piensan que durante los partidos los niños ven saltar y gritar a los adultos, imaginan que eso es felicidad, querrán conseguirla y sentirla de igual forma, y se harán futboleros. Así empiezan a coleccionar estampas. ¿No?. Bueno, es una posibilidad! Si fuera cierta, con los niños durmiendo a la hora de los partidos la continuidad de las estampas y de los futuros abonados al Canal+Liga está en grave peligro de extinción. Sobre todo desde que empiecen a ir al cole. Saludos!!

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