sábado, 28 de abril de 2012
Tocando fondo
No vale la pena gastar palabras para contar lo que está haciendo la Unión Deportiva Las Palmas en los últimos partidos. Un amigo me comentó que estábamos haciendo el ridículo, y le escuché a un aficionado que la historia del equipo no merecía un maltrato tan vergonzante. Los dos tenían razón. Se puede perder, pero hay muchas maneras de hacerlo. Lo del partido de hoy antes el Huesca es un desprecio a los miles de aficionados que, al margen de las matemáticas, sienten algo por los colores amarillos. No hay justificación para tanto pasotismo y tanta falta de respeto al escudo que luce en las camisetas. Lo dije hace unas semanas: con esos miedos y esas actitudes nos hemos convertido en una especie de Eibar de Segunda División. Los que vieron el partido de hoy saben de lo que hablo. A los que tuvieron la suerte de perdérselo prefiero no contarles los detalles de la derrota. Creo que hemos tocado fondo. Ya sé que no hemos descendido. Y qué. De qué vale eso. Hoy solo fueron siete mil personas al Gran Canaria, pero en los próximos partidos no irán ni los parientes de los jugadores. La Unión Deportiva, teniendo mimbres para dar espectáculo y salir a jugar al fútbol, es un equipo ramplón que espanta a los televidentes y a los aficionados más conspicuos. O cambiamos o nos acabaremos confundiendo con la niebla de la mediocridad y el conformismo. Somos un equipo sin alma, sombras que se arrastran por el verde sin más ambición que cobrar a fin de mes.
sábado, 14 de abril de 2012
La mediocridad
Nos lo creímos todos, pero no se lo creyó el equipo, y si el equipo no se lo cree da lo mismo que animemos o que le recemos a la Virgen del Pino. Carecemos de ambición y de confianza. Y si encima nos faltan Vitolo, Viera y Javi Guerrero carecemos también de talento. Hace tiempo que teníamos que haber confiado en nosotros mismos sin ambages ni medias tintas, pero regalamos partidos y salimos atemorizados a campos en los que teníamos que haber ido a por la victoria. Sigo pensando que tenemos equipo para aspirar a lo que queramos. Y cuando veo a los rivales más creo que en las posibilidades de la Unión Deportiva. Sin embargo, a esos rivales les basta con meterse atrás para maniatarnos. Cuando jugamos lo hacemos a rachas, y cuando no jugamos lo mejor es que miremos para otro lado. Hoy no jugamos. Y ya sé que fallamos un penalti y varias ocasiones, pero se presentía que era casi imposible que ganáramos. Y esa sensación que teníamos en la grada la tendrían también los jugadores en el campo. Son muchos partidos desconfiando de sí mismos, y eso se paga cuando se pretenden cambiar las tornas: los jugadores llevan en el subconsciente la marca del canguelo y del meterse atrás, o de que lo más importante es la salvación. No, un equipo con la historia y la afición de Las Palmas no puede aspirar solo a la permanencia. Sin darnos cuenta nos estamos convirtiendo en un club de Segunda. No logramos estar arriba hace varias temporadas, y al final, si nos descuidamos, nos habremos convertido en una especie de Eibar vestido de amarillo. Hay que reconducir esa situación cuanto antes. Necesitamos ambición: quizá habría que acercar a los jugadores de vez en cuando al museo del club para que sepan qué colores visten y lo que supone llevar la camiseta que llevan. Nunca podremos aceptar como triunfo la permanencia en Segunda División. Es mejor callar y asumir con naturalidad ese logro, pero no pregonarlo ni ponerse medallas. Parafraseando el adagio, prefiero descender jugando al fútbol que mantenerme metido atrás y renunciando al ataque. O se vive de pie o se camina arrodillado toda la vida. Nos estamos jugando nuestra propia historia. Por cierto, hoy empatamos a cero en casa. Teníamos dos finales que nos hubieran colocado a las puertas de la promoción y las hemos desperdiciado. Les recuerdo los rivales: Numancia y Recreativo de Huelva. Si no somos capaces de salir a ganar por cuatro a cero a esos dos equipos no merecemos estar en ninguna terna que conduzca a la gloria.
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