sábado, 25 de agosto de 2018

El oxímoron y el harakiri

El fútbol es un deporte de equipo y el fútbol es, al mismo tiempo, un deporte en el que el resultado se decanta muchas veces por las individualidades. Si le fuéramos a explicar ese planteamiento a quien no hubiera visto un partido en su vida, nos tomaría por incoherentes; pero es que el fútbol también tiene mucho de incoherencia y de misterio. Podríamos decir que es como un oxímoron, un juego en equipo en el que cuando interviene Rubén Castro también se convierte en ese juego de individualidades que decía al principio. Cada balón que le llegaba en el partido contra el Albacete lo convertía en ocasión de gol, estuviera donde estuviera, así recibiera de espadas o con todo el campo por delante. Sus disparos terminaban siempre entre los tres palos, y el gol, evidentemente, era solo cuestión de tiempo. Marcó de nuevo y son sus tantos, como decían en el bolero, nuestra única esperanza.
Pero esas individualidades dependen de la eficacia de un equipo, y también de la intención, de las ganas que pongan para ganar el partido y, por supuesto, de la ambición y del juego que propongan. Si el plan es esperar a que marque Rubén y luego salir al contraataque nos irá bien si nos acompaña la suerte o si jugamos contra el Reus Deportivo. Creo que fue un error esa renuncia al balón en la segunda parte cuando ya ganábamos uno a cero. El Albacete dominó por completo el encuentro, y un equipo que aspira a ascender nunca puede dejarse dominar por el Albacete en su estadio. Cuando combinamos en la última media hora del primer tiempo, quedó demostrado que hay calidad y jugadores para proponer algo más que la verticalidad, la potencia y la puntería del delantero centro de La Isleta. Tuvimos la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y colocarnos al frente de la tabla con seis puntos. El calendario fue benévolo, pero luego nosotros teníamos que ganar los partidos.
Jugar dos encuentros en casa contra rivales que, en principio, no están llamados a ser protagonistas de esta Liga, parecía el mejor principio posible, pero si viene bien este empate (que nunca viene bien aunque vengan luego con la martingala de la suma de puntos) es para espabilarnos y para darnos cuenta de que no puedes bajar la guardia, ni pretender ganar con el empaque o el prestigio de tu camiseta. Llegamos a septiembre con cuatro puntos y nos citamos con el Zaragoza en la Romareda en un partido de Segunda División, porque en Primera, siguiendo con esa ilógica del fútbol, juegan el Huesca contra el Éibar, o el Leganés contra el Getafe. Ya hace tiempo que los nombres de los equipos y las supuestas grandezas históricas valen poco: lo que vale es jugar bien y tratar de ganar, contando con las individualidades y con el equipo, o lo que es lo mismo, con la suma de esfuerzos y de inteligencias. Y, por supuesto con la afición, que sigue dejando el estadio de Gran Canaria lleno de asientos vacíos. Hoy hubiera sido un buen día para volver a ilusionar a esos aficionados que no entienden por qué su equipo se empeña en hacerse el harakiri cada vez que lo tiene fácil para seguir mejorando. Ni siquiera con Rubén Castro logramos dormir tranquilos.

domingo, 19 de agosto de 2018

Los escaldos

Todo pasado es lejano e irrecuperable. Aprendemos de él y seguimos el camino. La vida empieza siempre a cada instante. El fútbol, además de ser un gran negocio que puede morir de éxito cualquier día de estos, también es una metáfora de la vida a cada rato, sobre todo en los comienzos, cuando, de repente, olvidamos los enfados del pasado, los sueños perdidos y también los sueños conquistados. La Unión Deportiva Las Palmas comenzaba la temporada jugando contra el Reus. Hemos empezado otras Ligas con equipos aún más desconocidos y aquí estamos. Como en el día a día de cualquiera de nosotros, hay que saber que la trascendencia depende de nuestra propia actitud, y la actitud que uno notaba que transmitían los jugadores y el entrenador de Las Palmas los días previos podía ser la misma que si hubieran jugado contra el Real Madrid. En esa muda del juego que tanto se parece también a la de los pájaros, nos encontramos con la primera victoria de la temporada. No fue fácil, pero el Reus, la verdad, es que, entre las bajas y el poco empaque que tiene, apenas opuso resistencia. Ha habido muchos fichajes en Las Palmas pero, a día de hoy, y a falta de que regrese Araujo, a uno le tranquiliza encontrar un portero tan seguro como Raúl Fernández y, sobre todo, un delantero centro con la efectividad, el olfato y el buen hacer de Rubén Castro, autor de dos de los muchos goles que creo que marcará este año en Segunda División. Así se arman los equipos, con un portero que aporte seguridad y con un delantero que marque goles. De haber tenido esa dupla el pasado año, creo que ahora mismo no estaríamos en la categoría de plata.
Quienes me conocen saben que soy un defensor a carta cabal del fútbol de toque y de la cantera canaria, pero ya dije al principio que no se podía vivir del pasado y de las añoranzas. No es el fútbol que propone Jiménez el que yo elegiría para mi equipo, pero sí me parece un entrenador coherente, honesto y que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Nada que ver con los Ayestaranes o con los Jémez de tan infausto recuerdo. En el partido contra el Reus, Las Palmas salió a ganar desde el primer minuto apostando por un juego vertical, sin largas transiciones, y buscando el contraataque después de haber marcado el primer gol.
Creo que uno de los secretos de la sabiduría es ser capaz de integrar lo mejor de todo lo que conocemos. Durante la pretemporada he leído en muchas declaraciones que renunciábamos a la poesía, al juego bonito y a la belleza, y que nos decantábamos por un fútbol racial, efectivo y directo. No veo por qué se empeñan en esas separaciones tan excluyentes. Se puede ser poeta y ser guerrero, y ahí está Garcilaso de la Vega por si quieren un ejemplo. También eran grandes guerreros y mejores poetas los escaldos, unos guerreros vikingos de la Edad Media que después de guerrear glosaban las gestas de las batallas en sus poemas. De momento, somos buenos guerreros y comenzamos sumando puntos para regresar a Primera. Queda toda una Liga por delante, pero mejor empezar así, con solvencia y colocándonos en lo más alto de la tabla clasificatoria.