Propongo que la iniciativa que ha tenido hoy la Grada Naciente se repita cada partido cuando lleguemos al minuto seis. Lo hacen otros equipos con sus jugadores legendarios, y creo que los aficionados de la Unión Deportiva deberíamos recordarnos y hacerles recordar a nuestros jugadores que hubo alguien que jamás se rindió, que amaba con vehemencia los colores de su equipo y que se marchó dejando lo mejor de sí vestido con ese azul y ese amarillo que nos lleva al cielo o al infierno dependiendo de la suerte del balón. No digo que vayamos a ganar cada vez que recordemos a Juan Guedes en el minuto que se identifica con su dorsal, pero después de lo de esta tarde yo dejaría los sacerdotes y las supersticiones y me entregaría a esa memoria épica y necesaria. Sólo desde ese espíritu se puede entender la victoria de hoy. En la primera parte Barbosa nos salvó del desastre y del ridículo con un par de intervenciones magistrales, y cuando peor lo estábamos pasando Pedro Vega, a escaso metros del marcador electrónico en el que se había asomado Juan Guedes al inicio del encuentro, realizó un regate prodigioso y puso en el área pequeña un centro que sólo había que empujar a la red. Nos fuimos al descanso con una sensación extraña. Habíamos jugado de pena y sin embargo ganábamos, todo lo contrario de lo que nos había ido pasando a lo largo de casi toda la temporada. La otra clave del partido fue el planteamiento inteligente de Juan Manuel Rodríguez para no dejar que se nos escapara una victoria que no era importante, ni necesaria, ni tampoco esencial: creo que si no hubiésemos ganado hoy ya casi no teníamos nada que hacer para conservar la categoría. El entrenador amarillo supo leer el partido y dar entrada a Armiche (me sigue enamorando su juego vertical y creo que tiene mucho que decir en el futuro de la Unión Deportiva) y a Pollo (un jugador que tras el partidazo contra el Tenerife decidimos premiarlo con la suplencia en una de las decisiones más incomprensibles de la actual temporada). Bajaron a defender los jugadores ofensivos de las bandas y en toda la segunda parte el Valladolid apenas inquietó la portería de la Unión Deportiva. En el banquillo se quedó Jonathan Viera. Seríamos muy injustos si ahora empezáramos a cuestionar a un futbolista tan genial y tan imprevisible. Yo creo que la mano de Juan Manuel será clave para que no extravíe en los falsos laureles y sepa jugar en equipo con la misma humildad que demuestran cada semana genios como Xavi, Iniesta o Messi en el Barça. Lo bueno es que tenemos mimbres ofensivos como para ganar a cualquiera y que hemos acabado con una inercia que amenazaba con cercenar la creatividad y el talento de quien vistiera la camiseta amarilla. Ya con el dos a cero tras el golazo de Armiche se vio que este equipo sólo precisa confianza para alejarse del abismo y volver a la senda de las victorias. En Valladolid de acabó la racha victoriosa que pensábamos que nos iba a llevar a la Primera División. Allí se lesionó Vitolo y allí le pusimos un punto y aparte a nuestro sueño; pero paradójicamente, por ese arte de birlibirloque que a veces propone el destino, ha sido también contra el Valladolid donde hemos dejado atrás una de las peores rachas de la historia de la Unión Deportiva. Queda mucho por hacer, pero viendo el empaque del equipo esta noche volvemos a ser moderadamente optimistas. Y es que no sólo juegan los jugadores. Una tarde lluviosa, un equipo que no gana desde el pasado año y uno de los días grandes de los carnavales no fueron razones de peso para acabar con el apoyo y con el compromiso de los más de diez mil aficionados que hoy empujaron al equipo en los momentos más delicados. Nos queda un largo camino, pero creo que el Gran Canaria, visto lo de hoy, puede ser clave para mantenernos en Segunda A y plantear el año próximo con jugadores que habrán aprendido que la Liga es una asignatura que sólo se aprueba con constancia, trabajo y sabiendo manejar los altibajos. Por lo menos los aficionados sí hemos aprendido este año de los devaneos de un deporte que te encumbra o te entierra en un visto y no visto. Ni volvemos a ser el Barça de Guardiola ni somos ese equipo acabado que habíamos visto en las últimas jornadas. Estamos vivos y sabemos que la salvación depende de los jugadores y de quienes tenemos que recordarles cada minuto que visten la misma camiseta que llevó en su día Juan Guedes. Mantengamos a salvo ese minuto seis de cada partido para no volver a extraviarnos nunca más.
PD: Al revisar lo que había escrito hace un momento en el blog me apareció en Ir al golpito el mismo título. Pensé que por algún error informático me había adentrado en el blog de mi admirada Malena Millares y había puesto mi texto donde no debía. No fue así. Este título ya lo había utilizado ella hace unos días y a mí, por lo que veo, se me había grabado en el inconsciente. Podría cambiarlo, pero faltaría a la verdad. Lo dejo con el permiso de Malena porque no concibo otro mejor y más preciso que el de mi compañera de letras amarillas para describir lo que vi hoy en el Gran Canaria.
Santiago, como bien dices, faltarías a la verdad si no titulases tu magistral entrada como lo has hecho. Hoy, sábado 12 de marzo de 2011, el espíritu de JUAN GUEDES estaba entre nosotros. Un fuerte abrazo lleno de calor y color amarillo.
ResponderEliminarVamos a necesitar, muchos espíritus sobrenaturales para salir de esta situación, pero no cabe duda de que este es el camino.
ResponderEliminarBuenas tardes. Siempre he pensado que usted escribe muy bien (aunque algunas veces discrepe de sus opiniones), pero ayer tuve la oportunidad de verlo, y sobre todo de escucharlo en canal 9 canarias y me gustaría decirle que aún escribiendo usted muy bien, habla y se expresa todavía mejor.
ResponderEliminarUn saludo.