viernes, 13 de mayo de 2011

UFFF

Recuerdo que Chaplin, en Candilejas, decía que el tiempo es un gran autor que siempre da con el final perfecto. Hoy en el Gran Canaria ha dado con el final soñado por todos los seguidores de la Unión Deportiva Las Palmas. Después de creernos prácticamente salvados, nos encontrábamos de nuevo zozobrando y haciendo cábalas para no vernos en Segunda B, esa pesadilla que ya hemos vivido varias veces en los últimos años y que sabemos que descorazona y que aleja las ilusiones incluso de los aficionados más fieles y conspicuos. No estamos salvados. Después de la temporada que llevamos, con subidas y bajadas que nos han tenido todo el tiempo en vilo, ya uno no se atreve a afirmar absolutamente nada. Pero aun así título Ufff porque es lo primero que me vino a la cabeza cuando Adrián Pollo marcó el segundo gol, cuando Barbosa detuvo el penalti y cuando el árbitro pitó el final del partido. Ese Ufff creo que transmite la desazón y la angustia con la que hemos vivido este partido los amarillos.
No nos podemos quejar. Perdió el Nastic, empató el Salamanca en su casa y dejamos por debajo en la clasificación al Villarreal B y al Córdoba. El descenso está ya a cinco puntos (seis si contamos nuestro gol average particular con el Nastic) y eso, estando como estaban las cosas, es para ponernos a bailar La Rama donde quiera que estemos. Qué gran estratega es Juan Manuel Rodríguez y cómo sabe leer los partidos. Le debemos esta permanencia si finalmente la apuntalamos en las próximas jornadas. Y también nos la debemos todos los aficionados amarillos. A pesar de las pistas de atletismo, del antiestadio de fútbol y de ser partido entre semana congregamos a más de diez mil personas en el Gran Canaria. Pocos equipos lograrían algo parecido. Y además cada aficionado sabe que su papel y su aliento constante es vital para que el equipo no olvide el significado de la camiseta que representa, ni los sentimientos que congregan cada vez que ponen el balón en juego. Hoy nos acostamos todos un poco más contentos. Quedan cuatro partidos y seguimos asegurando nuestros encuentros de casa. Cualquiera de nosotros hubiera firmado este resultado y el de los equipos que vienen por detrás. Volvíamos a asomarnos al abismo. Y no es un tópico. Teníamos ese miedo a los campos desangelados y a los rellenos de los carruseles deportivos y de las páginas de los periódicos, a volver a estar en esas clasificaciones que sólo revisan los aficionados de los equipos implicados. Si todo va bien seguiremos en Segunda y contaremos con jugadores que este año han podido avanzar varios cursos de aprendizaje futbolístico. Hay mimbres para soñar en el futuro y para confiar en que Vitolo y compañía, y los otros Vitolos que están en el filial y en los juveniles, nos vuelvan a llevar allí donde debe jugar un equipo con una afición ante la que hay que quitarse el sombrero cada vez que se llega al Gran Canaria. Hoy, como cantaba Serrat, ha sido un gran día. Cuando pasen los años será uno de tantos, pero esta noche todos estamos mucho más contentos y confiamos un poco más en ese destino que esta vez sí se ha puesto de nuestra parte. Qué capacidad la de Juan Manuel para resucitar jugadores que ayuden a escribir los guiones de ese destino otras veces esquivo. Los dos pases de Quero anticiparon los goles: el primero con un remate impecable, de una belleza estética tremenda, de Quiroga, y el segundo queda como el gol de la voluntad, el tanto de alguien que ha seguido entrenando a pesar de los olvidos y de los ninguneos, el de un muchacho de Mogán que encuentra un balón en el área y lo mete en la portería contraria, alguien que estaba llamado a compensar todo el sacrificio protagonizando uno de los grandes momentos de gloria de esta temporada. Y lo de Barbosa en el penalti es para pararlo mañana en la calle y hacerle reverencias. Ganó un equipo y una afición que merece quedarse un año más en la antesala de la Primera División. Aún estamos en el camino, pero el paso de esta noche nos deja casi a las puertas de una meta que nos parecía imposible de conseguir hace un par de meses. Disfrutemos de este cruce de esperanzas en el que nos encontramos.

(Este comentario sale con un día de retraso por la imposibilidad de publicar en blogger durante muchas horas)

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