domingo, 19 de agosto de 2012
La intención
Este verano me enseñaron que en la vida todo es intención. Si uno desea ser feliz casi siempre lo consigue, y si, por el contrario, se empeña en ser un sufridor no hará más que atraer todas las desgracias. En el fútbol creo que sucede algo parecido. La Unión Deportiva de Sergio Lobera tiene intención de jugar bien al fútbol y de ganar,y hoy, aun con un poco de apuros al final, ha ganado y, durante la primera parte, ha jugado un fútbol prodigioso como el que disfrutamos en el comienzo liguero de Paco Jémez hace un par de años. No creo que, como entonces, esto sea flor de un día; entre otras cosas porque el equipo cuenta con jugadores de mucha experiencia y porque, además, hay un compromiso defensivo muy en la línea Can Barça, con sacrificio y presión en todo el campo de todos los jugadores. Los pragmáticos dirán que estamos empezando y que tenemos que poner los pies en el suelo; pero los soñadores, que somos más dadivosos con nuestras alegrías, ya estamos atisbando grandes tardes de gloria futbolera. Hay mimbres, ganas y estrategias como para que ese sueño no quede en un espejismo. Me quito el sombrero ante los responsables del fichaje de Lobera y de la confección de la plantilla. No voy a destacar a ningún jugador porque creo que todos han jugado, cada cual en su papel, un partidazo. De entrada, nos han dado una alegría en unos tiempos en los que escasean las buenas noticias y las buenas sensaciones. Ya todos estamos deseando volver a ver el siguiente partido para confirmar que lo que hemos visto hoy no fue una fugaz iluminación. De momento agradecemos la alegría futbolera que evita esa sensación de tristeza que siempre dejan los domingos por la tarde, incluso los domingos veraniegos de agosto. Hay intención de hacernos felices. No saben lo que agradecemos esas ganas y ese desparpajo quienes llevamos años soñando con volver a disfrutar del juego amarillo. A ver si agradecemos ese empeño acudiendo el próximo fin de semana al estadio de Gran Canaria. No todas las temporadas comienzan con un principio tan prometedor. Confiemos en que el argumento no decaiga.
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