La victoria o la derrota importan poco al día siguiente. Lo que queda es el intento y la experiencia de lo que se vive. Cuando se gana se disfruta tanto que olvidamos las filosofías; en cambio la derrota nos sirve para relativizar todas las competiciones y para saber que lo que vale no son los logros sino los intentos. Al día siguiente, ganadores y perdedores volverán a empezar de nuevo acumulando recuerdos. A veces incluso es mejor perder que ganar si queremos valorar esos triunfos cuando lleguen. Saber ganar es un arte más complicado que aprender a seguir perdiendo. Ayer la Unión Deportiva Las Palmas volvió a quedarse en el camino de sus propios sueños de ascenso; pero desde hoy mismo estaremos planteando nuevos objetivos, posibles fichajes y próximos retos. Forma parte del devenir del deporte y del camino de nuestras ilusiones a medida que las vamos construyendo. No se gana en un día ni se pierde nunca todo de repente. Lo que acontece no es más que la consecuencia de lo que se ha venido haciendo. Y también está la suerte, pero esta se alía casi siempre con quienes más la buscan y con los que menos desesperan. Cada cual ha de aprender a pasar sus propias páginas si quiere seguir leyendo la vida que aún le queda por delante.
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