Florentino Pérez ya se puede ir olvidando de sus sueños galácticos. Su equipo de los millones y de los Bales terminará siendo eminentemente macaronésico. Un delantero de Madeira y otro de Gran Canaria serán los que acabarán levantando al público de sus asientos en el Bernabéu. De entrada, Jesé está llamado a cambiar ese juego previsible y aburrido que ha estilado el Madrid en los últimos años, sobre todo cuando tuvo la mala suerte de estar en manos de aquel teatrero portugués de mirada de torva que le negó todas las oportunidades al grancanario. A la técnica que se le supone al fútbol canario se une ahora el músculo y la velocidad de jugadores como Silva o Jesé. La llegada del primero a Chamartín el próximo verano sí que volvería definitivamente macaronésico al Real Madrid que quiso ser galáctico.
No negaré nunca que el único equipo que me quita el sueño es la Unión Deportiva Las Palmas. Y estos días, además, se ha empeñado en volver a dejarnos aliquebrados y estupefactos a los que aún creemos que el fútbol es algo más que una mera controversia de intereses. Lo de menos es Lobera, Juanito, Aranda y compañía. Vuelven a jugar con la ilusión de quienes año tras año confiamos en que llegarán jugadores y técnicos que entenderán lo que significa vestirse de amarillo. Lo único que me tranquiliza es que está Juan Carlos Valerón; pero mucho me temo que si sigue notando el mar de fondo que nos está llegando a todos se marchará con su talento a otra parte. Todo ese rodeo viene para que entiendan por qué me alegra tanto lo de Jesé. En medio de este páramo de decepciones ya solo soy de los equipos en los que juegue gente de la tierra. He cambiado el Liverpool por el Manchester City, y en el caso del Madrid lo tengo fácil porque siempre fue el otro equipo que seguía desde niño. Todos hablan de las semejanzas de Jesé y Cristiano sin darse cuenta de que vienen de islas muy cercanas y de paisajes e historias tremendamente hermanadas. Solo espero que el canario no imite la soberbia que a veces pierde al Balón de Oro. Talento tiene de sobra. Ahora solo falta que le acompañe la suerte y la cabeza.
Artículo publicado hoy en Canarias 7
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