Hace más de quinientos años que los otomanos invadieron Constantinopla y terminaron con el último vestigio del Imperio Bizantino. En esa batalla murió el emperador Constantino. Constantinopla estaba protegida por murallas y sus habitantes habían logrado contener los furibundos ataques del ejército de Mohamed. Pero la derrota se produjo por un despiste en una pequeña puerta de servicio que alguien había dejado abierta. Por esa entrada inesperada penetraron los turcos matando y sembrando el terror en Bizancio. Esa puerta se llamaba Kerkaporta. La Unión Deportiva perdió contra la Real Sociedad con un despiste de Varas como el de los bizantinos con Kerkaporta. También caímos derrotados por esa impotencia de no tener quien marque los goles partido tras partido.
La Unión Deportiva era hasta hace unas semanas un equipo que se parecía a esas murallas que protegían Bizancio, pero alguien abrió una kerkaporta que no debía y ya nadie pudo contener el desastre. Lo sufrimos durante varios partidos seguidos. Por eso sabíamos que el partido de hoy era determinante. Y no se trataba de ganar o perder. Era una cuestión de actitud y de confianza. Queríamos ver al equipo que transmitía alegría en cada uno de sus movimientos, al que buscaba la belleza insistentemente costara lo que costara, al que sabía que para lograr esa belleza había que trabajar con denuedo y que presionar previamente, aquel equipo que nos hizo soñar nuevamente con el fútbol y que ya casi veíamos jugando en Europa o tuteando a los grandes. Y vimos a ese equipo en algunos tramos de la segunda mitad. Duele, claro que duele esta derrota, y el que diga lo contrario miente. Es la segunda seguida en casa y la cuarta consecutiva del campeonato, pero hoy el equipo sí tuvo intensidad, remató a puerta innumerables veces y no tuvo suerte, aquella suerte que nos acompañaba en tantos partidos hace pocos meses. Ahora sí que toca levantar la cabeza y animar al equipo. No merecieron la derrota y se entregaron hasta el último momento.
Confío en que toda esa mala suerte y ese mal fario que tenemos desde el día en que pensábamos que ya estábamos llamando a las puertas de la Champions con los fichajes de invierno, nos compense en el Bernabéu. Hay muchas asignaturas pendientes en la historia de la Unión Deportiva, y una de ellas es ganarle al Real Madrid alguna vez en el Santiago Bernabéu. Creo que este año podemos lograrlo. Escribí al principio de la temporada que había que soñar fuerte. Yo me aferro a esos sueños a pesar de los fracasos. No encuentro mejor manera de reaccionar y de ganar confianza. Si mantenemos la categoría y ganamos en el Bernabéu daré la temporada por buena. También si volvemos a la senda de la belleza y de ese fútbol que estaba enamorando a todo aquel que sueña con que este deporte sea algo más que con un mero juego de intereses.
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