sábado, 13 de septiembre de 2014
Que siga la fiesta
En la primera parte casi miré más hacia el cielo azul de Santander que hacia el terreno de juego. Fue algo lógico si tenemos en cuenta que hubo casi cuarenta faltas y que el fútbol parecía un remedo de un partido de las Cinco Naciones. El Racing se defendió con toda clase de faltas y de interrupciones, y aun así logró un gol que casi nos cuesta el partido. Pero eso era antes. Ahora ves que el equipo no se desmorona en ningún momento, que no es aquel conjunto de personalidades contrariadas que se venían abajo con el primer gol en contra. Fuimos verticales, ambiciosos y, sobre todo, coherentes, con un Valerón que parece que está todo el tiempo dirigiendo una orquesta sinfónica. Y luego, claro, está ese delantero que parece un híbrido de Saviola y del Chino Recoba. Lo de Araujo son palabras mayores. Presientes el gol desde que recibe un balón en el centro del campo. Marcó el primero y el segundo, que marcó Ángel casi cuando el partido estaba terminando, solo era una cuestión de tiempo. Esto es va en serio. Que siga la fiesta y que nos dure la tortícolis por tener que seguir mirando hacia arriba todo el rato.
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