No es fácil levantarse. Nunca lo ha sido. Los que se levantan, aun cuando parece que todo está en su contra, son los que realmente ganan. Y no hablo de resultados ni de totales matemáticos. Hablo de la moral, de la valentía por querer seguir adelante y de la carencia de miedos y de complejos. Después del varapalo de Vallecas, muchos esperaban, sobre todo los que aprovechan cualquier contingencia negativa para poner el grito en el cielo, un conjunto desdibujado, sin alma y sin confianza. No fue ese el equipo que saltó al campo en Nervión. En la primera parte nos plantamos valientes en el terreno de juego, dominamos y en ningún momento nos vinimos abajo. Ya luego, en la segunda parte, volvió a ganar el presupuesto, la suerte y esas decisiones arbitrales que muchas veces terminan condicionando los encuentros. Después del primer gol del Sevilla nos robaron un penalti que uno no comprende cómo se le puede escapar al colegiado, a dos jueces de línea y a un cuarto árbitro. Y sí, está claro que nosotros no logramos marcar un gol y que tocamos y tocamos baldíamente como casi siempre; pero no me vale esa queja dañina de quienes están esperando la caída para decir que no valemos para estar en Primera. Tenemos el equipo que tenemos, y encima sumamos algunos lesionados que eran clave en nuestro sistema de juego.
A uno le gustaría escribir que mañana es otro día, y que el próximo fin de semana la Liga comienza de nuevo; pero el sábado viene el Barça de Messi, Iniesta, Busquets, Luis Suárez o Neymar. Y ver al Barça en el Gran Canaria, como al Real Madrid dentro de unas semanas, nos parecía hace poco tiempo uno de esos cuentos fantasiosos que les narramos a los niños para que se duerman. Pero esta vez es verdad, la semana que viene viviremos la fiesta del fútbol en la isla. En esos partidos solo nos queda invitar a nuestros jugadores a que se conviertan en héroes por una tarde. Que repasen la historia y que comprueben las muchas veces que, con equipos eminentemente canteranos, le ganamos al Fútbol Club Barcelona en nuestro estadio. La vida, como la heroicidad, es siempre cíclica, y ya va siendo hora de que volvamos a tocar de nuevo el cielo de esa gloria futbolera. Nadie nos va a robar la alegría de competir contra uno de los equipos más grandes del planeta. Que se serenen las aguas. Ya más adelante veremos adónde nos conducen. No es fácil defender una propuesta cuando no acompañan los resultados, y está claro que nos seguimos asomando al abismo. Pero creo que hay que analizar fríamente la situación y decidir si queremos improvisaciones o si apostamos por un proyecto con todas sus consecuencias. Si elegimos esto último solo pido que haya una mirada a la cantera. Es lo único que le critico a este nuevo proyecto, la falta de osadía a la hora de subir al primer equipo a jugadores del filial o del juvenil. En Sevila fue Vitolo, uno de esos canteranos amarillos, el que desequilibró el partido, y me niego a creer que no haya más Vitolos entre todos los canteranos de la Unión Deportiva. Así y todo, y hasta que no se demuestre lo contrario, sigo creyendo en el fútbol que proponen Quique Setién y Elder Sarabia
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