miércoles, 26 de enero de 2011

Slovan

No todo el mundo tiene la suerte de estudiar con la gestas de su equipo de fútbol. Los que pasamos por los institutos en los años ochenta nos encontrábamos en el libro de texto de primero de BUP la crónica del partido de la Unión Deportiva cuando eliminó al Slovan de Bratislava, entonces uno de los equipos punteros de Europa, en la temporada 72-73, justo después de haber eliminado al Torino y antes de caer con el Twente, un equipo con menos cartel que sus dos predecesores. En aquel conjunto amarillo, que entrenaba Pierre Sinibaldi, otra referencia de la Unión Deportiva que se ha mantenido en la memoria a pesar de haber pasado tanto tiempo, jugaban gente como Germán, Castellano, Trona, Estévez o Soto. Pero lo que yo quería destacar era el hecho de que aquella crónica que hablaba de la gesta amarilla en la actual Eslovaquia fuera leída durante años por todos los estudiantes de bachillerato de España. Digamos que aparecía como ejemplo de lo que debería ser el lenguaje periodístico, y más concretamente el lenguaje periodístico a la hora de abordar el deporte.

La elección de Las Palmas en lugar de cualquier otro equipo más laureado del fútbol nacional habría que buscarla en la admiración que había por nuestro conjunto durante aquellos años en casi todos los estadios peninsulares. Esa épica que nos llevó a los libros de texto e hizo que se hablara de Las Palmas hasta en las clases de Lengua y Literatura no debe ser olvidada nunca por quienes juegan en nuestro equipo. Tampoco por los aficionados. Este no es un club cualquiera. En su historia no hay grandes títulos que mostrar en vitrinas luminosas, pero cuenta con el cariño, el recuerdo y la admiración de miles de seguidores en todo el país. A esa condición no se llega así como así, y ya quisieran otros equipos haber quedado en la memoria de tantos y tantos que se pusieron en pie para aplaudir a la Unión Deportiva. Digamos que formamos parte de ese grupo de conjuntos señeros como el Sporting de Gijón, la Real Sociedad o el Betis que siempre queremos ver en Primera y por los que nos decantamos cuando no juegan los nuestros. El equipo amarillo tiene andado ese camino que conduce al corazón de los aficionados desde hace muchos años. Ahora sólo tenemos que refrescarles la memoria cuanto antes volviendo a las grandes tardes y a aquella manera espectacular de plantear y ganar los partidos.

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